martes, 4 de diciembre de 2007

Análisis sintáctico de Gijón

Probablemente, lo qsue más me gusta de Gijón desde que lo conozco son sus paradas de autobús. Puede que sea un poco tonto, pero me gusta que tengan nombre.
Cuando en Madrid se comenzó a implantar en los autobuses el sistema GPS que advertía a los usuarios cual era la siguiente parada, me pareció un servicio poco práctico. Lo vi en el 70, línea que recorre un buen trozo de la calle Arturo Soria: para avisar de la parada siguiente en el letrero aparecía: Arturo Soria esq. C/Fulanito. Y, claro, así no hay quien se entere. Sin embargo, en Gijón, cada parada tiene un enorme letrero con un nombre: Puerta del Sol, Móstoles, Alonso Quintanilla...Así es mucho más fácil seguir o dar indicaciones a alguien.
Claro que todo sistema tiene sus fallos. En este caso, concretamente, he encontrado tres: Por un lado, hay que estar muy atento al luminoso porque el nombre de la parada aparece muy brevemente, una vez cuando ya ha parado en ella y se reanuda la marcha, y justo después que anuncia la siguiente; por otro lado, en la Avenida de Galicia hay dos paradas que se llaman Avenida de Galicia. Error garrafal. El tercer fallo es que hay autobuses que no disponen de este sistema, con lo cual hay que ir mirando por la ventanilla para saber si aquélla era la parada en la que queríamos bajarnos.

Otra cosa que me gusta de Gijón es la Tarjeta Ciudadana (Vale, sí, el nombre es horrible). Es a la vez un medio de pago y un carnet municipal. Es decir, con ella puedes pagar el autobús, pero también sacar libros de la biblioteca, acceder (y pagar) a las instalaciones deportivas e incluso pagar los parquímetros. Sirve también para utilizar el servicio municipal de alquiler de bicicletas, pero eso no lo he investigado todavía; supongo que más adelante podré hablar de ello.

Una duda que me asalta cada vez que interactúo con un desconocido es si ya se habrá dado cuenta de que no soy de aquí. Evidentemente, no tengo acento asturiano, así que en cuanto digo "buenas tardes" me pregunto a mí mismo: ¿se habrá dado cuenta ya? No acabo de entender porqué me pasa. Quiero decir que en Madrid nunca me preocupó mucho que mi interlocutor fuera forastero; claro que en Madrid casi todo el mundo lo es... Tampoco es que aquí me preocupe, simplemente tengo la duda en la cabeza, como una lucecita verde parpadeando al fondo del oscuro y viejo almacén que viene a ser mi cerebro.

Me gusta la Tarjeta Ciudadana. Me gustan las paradas de autobús con nombre. Me gusta ver el puerto deportivo y la playa de Poniente cuando bajo al centro.
Supongo que más adelante tendré que contaros lo que no me gusta de Gijón.