martes, 14 de octubre de 2014

Vuelva usted mañana

El pasado día 10 de septiembre de 2014, miércoles, cesé como funcionario interino de la administración de justicia. O sea, me quedé en paro. Uno o dos días después acudí a lo que antes era el INEM, y ahora no sé cómo se llama. Allí me informaron que al haber cobrado las vacaciones, en vez de haberlas disfrutado, aún no podía solicitar la prestación. Así que debía esperar al día 21 de septiembre.

El día 22 de septiembre, lunes (o quizá fuera el martes 23, no recuerdo bien) acudí de nuevo al servicio público de empleo. Allí el funcionario que me atendió me indicó que, al no haber disponer de la tarjeta de desempleado, no podía solicitar la prestación, si bien podía solicitarla a otro funcionario y luego, con la tarjeta, volver a él para gestionar la solicitud.

Mientras esperaba que llamaran mi número para solicitar la susodicha tarjeta, el funcionario se acercó a mí y me informó de que, dado que la administración de Cantabria no había subido a internet el certificado de empresa, sería imposible dar curso a la solicitud. Me aconsejó que llamara a dicha administración para exigir tal trámite, y que una vez "subido a internet" el certificado pidiera cita para solicitar la prestación. Y van dos visitas infructuosas al servicio de empleo.

Llamé a la Dirección General de Justicia de Cantabria, y expliqué la situación a la funcionaria correspondiente. Tal funcionaria me explicó que ellos no suben el certificado de empresa a internet; nunca lo hacen porque no disponen de la aplicación necesaria para hacerlo. Y se sorprendió de la exigencia del funcionario de empleo: en Santander nunca nadie les ha contado una situación similar. Acordó enviarme el certificado de empresa por correo postal.

El certificado de empresa nunca llegó por correo postal, así que llamé de nuevo a Cantabria y me lo enviaron por correo electrónico. Pedí cita de nuevo el el servicio público de empleo, y antes incluso de ir me llamó el funcionario que me atendió la segunda vez: que no me  molestara en ir, porque no habían subido el certificado de empresa a internet y así no se podía hacer nada. Ahí sí que me puse un poco nervioso, y llegué a utilizar un lenguaje inadecuado hablando con el funcionario, pero es que entre unos y otros me veía sin prestación.

Después de todo esto, por fín acordé con el funcionario del SEPE que podría tramitarlo con el certificado en papel, aunque antes tuvo que preguntar a su superior. A todo esto, yo no tenía el certificado original: tenía una copia enviada por e-mail que no me iba a servir para nada. Así que un miércoles llamé, otra vez, a la Dirección General de Justicia de Cantabria, donde me aseguraron que ese mismo día me lo enviaban por correo urgente. Por otro lado, la semana siguiente yo tenía que salir de viaje por unos asuntos que no vienen al caso.

Tenía cita para el viernes solucionarlo todo en el servicio público de empleo. Pero el puñetero certificado no llegó. En el servicio de empleo hablé con otro funcionario, que al escuchar mi triste historia consultó con el que me había atendido y telefoneado anteriormente. Al principio el funcionario estaba dispuesto a abrir el expediente y dejarlo pendiente de presentar el certificado, que yo suponía que llegaría ese mismo viernes, al haber sido enviado urgente el miércoles anterior. Pero después de hablar con el funcionario anterior, ambos me explicaron que no podían dejar pendiente de presentar un papel que yo aún no tenía, y que por lo que ellos sabían lo mismo podía llegar ese viernes que nunca.

Cuando fui a pedir cita otra vez (y van cuatro) el maravilloso sistema telemático de cita previa del servicio público de empleo me la dio para el lunes a las 12. Y yo el lunes tenía que salir de viaje.
Como no me quedaba otro remedio, el lunes madrugué, a las 9:15 horas estaba en Santander para pedir en mano el certificado. Los funcionarios se sorprendieron bastante, me entregaron el papel en cuestión y salí para Gijón otra vez.

Y ya, por fin, con el papel original sellado y firmado, pude gestionar la solicitud y salir hacia Madrid tres horas y media más tarde de lo planeado, y con 350 Km de coche encima.


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