jueves, 25 de octubre de 2007

Me piro II

Bueno. Las cosas se han complicado un poco, pero definitivamente (espero) me mudo a Gijón. El lunes será el último día que trabaje donde he estado trabajando los últimos cuatro añitos; ya iba siendo hora de cambiar.
Me voy un poco requemado por cómo han sido estas últimas semanas. Cuando me fui de vacaciones en agosto, sabía que iba a haber unos cuantos despidos. El comité de empresa había pedido que cuando se fuera a despedir a alguien, primero se pidieran voluntarios para ser despedidos. Así que me apunté, esperando que me despidieran a mediados de septiembre, con mis 45 días por año de indemnización. Ocurrió que para seis o siete despidos nos presentamos doce voluntarios; además, la decisión que se iba a tomar en septiembre se retrasó como una semana y media, y al final, no resulté agraciado con un bonito despido. Así que he tenido que negociar mi salida de la empresa por mi cuenta... Y aquí viene lo desagradable.
Mi jefe me dijo: no hay problema, los quince días de rigor empiezan a contar a partir de mañana. Según este cálculo, al día siguiente le pedí a a mi jefe que me confirmara que mi último día sería el 24 de octubre. Me respondió que estaba esperando confirmación del de Barcelona. Un e-mail que ha debido llegar a Madrid en barco, remontando el Jarama, porque ha tardado más de dos semanas...
El caso es que hoy me han confirmado que mi último día de trabajo es el lunes. En principio era el martes, pero ha querido hacer como que se tiraba el rollo. Me jode el fin de semana, que podía reunirme con mi familia en Asturias, pero se pone la medallita de tirarse el rollo. En fin...
Llego a la conclusión de que, cuando me dijo "ahora mismo mando el e-mail a Barcelona..." se le fue la olla, o me mintió, porque hoy me ha dicho que lo mandó el lunes siguiente. De todas formas, esto no importa: la cuestión es que me han tenido, entre el de Madrid y el de Barcelona, quince días sabiendo que me voy, pero sin saber cuándo. Luego van de guays y de preocuparse por la gente, pero me han tenido dos semanas dando el coñazo sin hacerme ni caso...

Me alegro de irme, la verdad. Lo siento por un muy reducido número de compañeros (aún más reducido, si cabe, el número de amigos), sé que les (os) echaré de menos... Pero hay que evolucionar.

Tengo intención de ponerme teléfono fijo e internet en casa, allí en Gijón; aunque tardaré bastante. Así que durante los próximos meses, la frecuencia de actualización de este blog va a ser prácticamente cero. Lo siento. Espero que cuando vuelva a tener acceso a la red haya acumulado unos cuantos escritos para irlos subiendo, y dejar de dar la lata con estas cuestiones personales.

Besos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡¡Dime algo!!