martes, 20 de noviembre de 2012

Funcionarias

Normalmente, al oír hablar de funcionarios, uno se imagina a una persona malhumorada y estreñida, parapetada tras una ventanilla o un escritorio, cuyo único placer en la vida consiste en fastidiar al ciudadano, denegándole lo que sea que solicite por faltarle una fotocopia que el propio funcionario podría hacer sin siquiera levantarse de la silla, o abroncando al usuario por no conocer una norma que no tiene por qué conocer. Ciertamente, este tipo de funcionario existe: todos, o muchos, nos hemos topado alguna vez con alguno así.

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El pasado cinco de octubre, hace un mes y medio, mi padre murió en la planta de nefrología del Hospital Universitario La Paz, en Madrid. Pasó allí sus últimas dos o tres semanas, la última de ellas inconsciente, y durante todo ese tiempo estuvo, y estuvimos sus acompañantes, atendidos por el personal de enfermería de dicha planta. Y este personal, estas enfermeras, auxiliares, celadoras, y no sé si alguna otra categoría laboral, tuvieron un comportamiento excelente, con preocupación,  tacto y dedicación hacia todos nosotros mucho más allá de lo que les obliga su contrato. Dentro de las circunstancias, salimos de aquella planta (o al menos yo salí) con un gran sentimiento de gratitud hacia todas estas personas.

El pasado fin de semana mi hermana me enseñó una carta que le había llegado del hospital. En principio creyó que sería el resultado de la autopsia o algún trámite legal, pero no: era una carta de pésame. Cabe la posibilidad de que el cuerpo del mensaje fuera un modelo, que a todos los que pasamos por eso nos manden la misma carta. También podría ser que no. En cualquier caso, lo que me llamó la atención al leer la carta fue ver, al pie, no menos de una docena de firmas, todas ellas añadiendo una coletilla del tipo "con cariño" o "con afecto".

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Cuando volváis a oir hablar de funcionarios, por favor, no recordéis al idiota del primer párrafo. Haced un esfuerzo y pensad en todos los que se esfuerzan, muy por encima de sus obligaciones, no en cumplir su trabajo sino en ayudar al ciudadano. Como el personal de enfermería de la planta de nefrología del Hospital Universitario La Paz.

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Y sirva el presente escrito como homenaje a esas funcionarias.


2 comentarios:

  1. Ante todo, transmitirte mi sentimiento por el fallecimiento de tu padre. Parece que este año nos ha tocado la misma "lotería" a los dos.

    Y, seguidamente, darte las gracias, como funcionario, por esa visión alternativa -y afortunadamente generalizable hoy en día- sobre nuestra profesión.

    Un saludo cordial

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