La mujer portuguesa
me absorbe con su paja
al entrar en su vientre
ofrezco mi cabeza
Al peluquero del cielo
Al sombrerero del cielo
Al camello del cielo
La mujer portuguesa
quiere tener bahía
ella quiere bañarme
y que mi piel caiga a tiras
Telescopio, poned
Telescopio
En su cabeza a rosca poned
para ver lo que no hay que ver
para ver lo que nadie vio
Telescopio, poned
Telescopio
En su cabeza a rosca poned
para ver lo que no hay que ver
para ver lo que nadie vio
La mujer portuguesa
en el tren de lavado
en su carroza de fresa
hay tres invitados
Uno es el hombre galleta
Otro es la niña mofeta
Otro ella misma muy vieja
La mujer portuguesa
y su bigote de gato
hacen cosquillas a un mono
que viste trajes muy caros
Telescopio, poned
Telescopio
En su cabeza a rosca poned
para ver lo que no hay que ver
para ver lo que nadie vio
Telescopio, poned
Telescopio
En su cabeza a rosca poned
para ver lo que no hay que ver
para ver lo que nadie vio
Hace unos cuantos años, este grupo, El niño gusano, era importante en mi vida. Probablemente, para ti que me lees también lo fuera, en mayor o menor medida. Y hoy viene a cuento porque el cantante se ha muerto. Tenía 39 palos y un corazón defectuoso: parece ser que se le ha parado la patata.
Lo he leido en el blog de Escolar, y me ha surgido de repente la necesidad de escribir algo; en realidad quería contar aquella noche en casa de Bárbara que estuvimos analizando la letra de esta canción, y conseguimos entenderla y que tuviera sentido.
Una pena que no anotáramos las conclusiones en ningún lado.
miércoles, 9 de julio de 2008
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Gran concierto aquél, verad Pablo? A pesar del segurata waterparties...
ResponderEliminarUna gran pérdida, sí señor.
Por mi parte me gustaría desear a Sergio Algora "Buenas oches a los coches. Adiós a los accidentes".
Pues una cosa que te digo: Ignacio Escolar, director de Público, también estuvo en aquel concierto. Me llama la atención que no lo haya mencionado, porque Escolar era parte de Meteosat.
ResponderEliminar¿Recuerdas el soso que estaba en una esquina mirando un portátil? Ese era Escolar.
En fin. Mejor acordarse de las chavalitas que bailaban delante de nosotros, de la carraca en la que fuimos al concierto, y de que volviendo a Tres Cantos, a 60 Km/h por la M-30, tenía la sensación de que yendo tan rápido no era capaz de controlar el coche... Qué tiempos aquellos.