miércoles, 22 de febrero de 2017

Han pasado quince años

Yo en aquella época trabajaba  en la calle Fernández de los Ríos. A veces, mi novia venía y comíamos un menú del día por la zona. No siempre, pero casi, íbamos al mismo sitio. Puedo recordar perfectamente la esquina en que estábamos comiendo aquel día.
Mi madre llevaba casi una semana hospitalizada. Era viernes, y el lunes había sufrido un infarto. Después del susto inicial, todo iba bien; aquel día le iban a hacer un cateterismo. En aquella comida yo le decía a mi novia que, cuando mi madre saliera del hospital, tendría que venir a comer a casa un día para presentarla.Ya llevábamos saliendo más de un año.

Estábamos con los postres cuando llamó mi hermano Ricardo:
- Me han llamado del hospital. Mamá está mala. Ve corriendo.

Dejé allí a mi novia y fui corriendo al metro. Tiempo después (no recuerdo si días, semanas o meses) me confesó que ella supo lo que había pasado en cuanto oyó la llamada. Yo no.

***

¿Habéis ido en metro al Hospital Universitario La Paz? Una salida del metro Begoña da al hospital, pero en realidad esa estación de metro está al otro lado de ese tramo de autopista que es, a la vez, el inicio de la carretera de Colmenar y la M-30. Cinco carriles por sentido, si no recuerdo mal. Y todo eso lo tienes que cruzar bajo tierra, por los túneles del metro. Da tiempo a pensar mucho mientras cruzas esos túneles...
Fue al salir del vagón cuando lo pensé por primera vez. ¿Y si se ha muerto? Y durante todo el tiempo que tardé en salir de los túneles tuve un diálogo interior circular: "no, es imposible, es muy joven", "sí, pero, ¿y si se ha muerto?"

***

No sé muy bien cómo llegué, pero sí recuerdo cómo era aquel pasillo: oscuro, no muy ancho, para ser un hospital, vacío, salvo dos personas a medio camino... y se oía perfectamente a una mujer que lloraba a voces. Y pensé, pobre mujer, lo que le haya pasado no se lo deseo a nadie. Me acerqué a preguntar a esas dos personas que había en medio del pasillo. Una de ellas se marchó discretamente. La otra resultó ser el médico que le había practicado el cateterismo a mi madre.

El médico ( algo más bajo que yo, pelo castaño claro, con gafas redondas) empezó a hablar, y no recuerdo ni una palabra de lo que dijo. No me enteré. Me estaba explicando cómo había muerto mi madre. Yo de eso me enteré después, cuando uno de mis hermanos se lo explicaba a otra persona, porque en cuanto el médico empezó a hablar, me di cuenta de lo que me estaba explicando y me dediqué a intentar contener las lágrimas y asimilar lo que me estaba diciendo. Cuando acabó de hablar, le pregunté si había alguna posibilidad de que nos hubiéramos confundido y me estuviera hablando de otra persona. No sé, a veces se oyen historias de médicos que se equivocan y cortan la pierna buena, y cosas así. Quizá se había muerto la madre de otro... pero no. Me preguntó el nombre de mi madre, se lo dije, y negó con la cabeza. Entonces ya no pude contener las lágrimas, y llorando le pregunté dónde estaba mi familia. Abrió una puerta, y allí estaban mi padre, mis hermanos y mi hermana mayor, que resultó ser la mujer que lloraba a voces.

***

Ya han pasado quince años.

2 comentarios:

  1. Y sigues esperando, todavia no te lo crees!
    Un abrazo Pablo !Dicen q desde las estrellas nos siguen ayudando.Un beso para todos!

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  2. Muchas gracias, Marichús. Un besazo para ti también!

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