martes, 2 de enero de 2018

Lo que he leído en 2017

Después de un par de años sin resumen de lecturas, aquí viene el de 2017:


Continuación o precuela de La verdad sobre el caso Harry Quebert, o mejor, ninguna de las dos. Ambas novelas comparten protagonista, pero nada más. En ninguna de ellas se hace referencia a los hechos narrados en la otra, lo que es extraño en tanto que las dos se estructuran con los mismos saltos temporales. Me ha gustado bastante menos esta especie de segunda parte. Desde el principio se nos habla de el Drama, algo que ocurrirá al final de la novela, a modo de cebo. Y no me gusta, me parece tramposo, un truco barato. Aparte de esto, que me sacaba de la historia desde el principio, el libro atrapa, igual que Harry Quebert. 
Quizá no me haya gustado tanto por ser menos novela negra y más drama vital de  los personajes.


Primera parte de una trilogía protagonizada por Publio Cornelio Escipión, al que por lo visto, en la segunda o tercera parte empezarán a llamar Africanus; en esta primera parte, este romano ni siquiera ha pisado África. Me ha recordado mucho, sobre todo al principio, a una novela de fantasía, espada y brujería o falsa edad media, como queráis llamar a ese género. Legionarios, trirremes, viajes a caballo, batallas a espada... todo eso. 
En general me ha gustado, aunque no sé si lo suficiente como para leerme los dos siguientes.


La novela de la tuitera @Barbijaputa. Lo he leído en papel, es un regalo que alguien le hizo a otra persona que amablemente me lo ha prestado (sin haber sido capaz de leerlo previamente). Y, pues... en fin... qué coñazo de libro, ¿no? Es una novelita de amor y desamor, salpicada con los episodios convenientes para poder incluir un poco de proselitismo feminista. Que eso no es malo en sí mismo, pero es que el resultado acaba siendo aburrido. No obstante, he sido capaz de leerlo hasta el final, o sea, que podría ser peor.
Me lo hubiera ahorrado y no perdía nada.


Voy a salir de casa y recuerdo que no tengo nada que leer, así que rebusco un poco y cojo lo primero (o lo segundo) que encuentro.Así es como he vuelto a leer este librito de El Barco de Vapor, en cuya primera página, con la letra de mi madre, pone
Pablo
Reyes 1989
Y el caso es que no recordaba nada de él, más allá de haberlo leído en su día. Así que me ha gustado leerlo de nuevo. No es ninguna maravilla, pero después del de Barbicoñazo dan ganas de darle el Nobel a su autor. No llega a las 200 páginas; se supone que es para mayores de 12 años, en Reyes del 89 yo tenía 13, pero creo que se puede leer con 10 tranquilamente.
Así que para un apaño está muy bien.

5- Morbo gótico, de  Ana Ballabriga  y David Zaplana.

No sé muy bien cómo llegó este libro a mi ordenador. Recordaba que una de mis hermanas lo había leído, y lo metí en el libro, un poco por a ver qué tal. Y al principio no me gustó nada, y pensé que había sido un error y que me iba a costar acabar con él. No sé muy bien  por qué; es cierto que tiene un detalle que me resulta molesto, eso de no poner guiones en los diálogos, pero había algo más que no puedo identificar. Esto me duró, aproximadamente, el primer tercio. Luego ya le cogí el gusto, me acostumbré a los diálogos sin guiones, y hasta el final. 
No obstante, no sé si leería una segunda parte.

6- El desorden que dejas, de Carlos Montero.

Segunda  novela negra del año. En general me ha gustado bastante, y aunque le cuesta arrancar, engancharme le ha llevado menos que a Morbo gótico. Más o menos empezando el final de la novela llega un punto en que, por un lado, no puedo dejar de leer, pero por otro lado la trama, o más bien algún personaje, me está decepcionando. Una cosa que no me gusta de este tipo de novelas es que, muy frecuentemente, algún personaje tiene superpoderes. Es decir, lo mismo te encuentras con una hacker (¿ha dicho ya la RAE que hay que escribir jáquer?), que un tipo que no puede sentir dolor, o una investigadora con memoria fotográfica, o que nunca olvida una cara, o un asesino con personalidad múltiple... Aquí hay un poquito de eso. Y no me ha gustado. Y tampoco me gusta la forma en que los personajes ocultan información: ese rollo de "te contaría esto ahora, pero si lo hago me quedo sin novela", que se gastan un par de personajes.
A pesar de todo ello, no podía parar de leer; tan mala no será.

7- Los crímenes del abecedario, de Esteban Navarro.

Segimos con novela negra. Escogí esta novela tras leer un comentario (solo un poco) negativo en twitter. Este comentario, creo recordar, criticaba únicamente la construcción de los personajes. Yo añadiré que, además de personajes demasiado arquetípicos, están dibujados malamente y la novela un poco mal escrita, especialmente al principio. A pesar de esto, la historia está más o menos bien construída, y el previsible final tiene buen ritmo y se deja leer con gusto.
Sin ser un castigo, tampoco merece mucho la pena.

8- Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo.

Pues al final me he animado a leer la segunda novela de la trilogía, y me alegro un montón. Aquí todo es más que en la primera parte: más páginas, más batallas, más política, más traiciones, (mucha) más sangre, más elefantes... Si tengo que decir algo negativo, no me ha gustado el asunto del nombre de Netikerty, pero es muy poca cosa para las más de ochocientas páginas que tiene el libro. Así que me tendré que leer el tercero en algún momento.
Por Castor y Pólux, leedlo.

9- Donde los escorpiones, de Lorenzo Silva.

No sé cuántas novelas hay de Bevilacqua. Yo sólo he leído esta y El alquimista impaciente. La segunda, si no recuerdo mal, me gustó. Esta me ha encantado. La trama en sí misma no es nada del otro mundo; es probablemente la descripción del universo cerrado de la base militar lo mejor del libro. También, he de confesar, me gusta el lenguaje rebuscado que emplean tanto el narrador como el protagonista.
Que está muy bien, vaya.

10- La viuda, de Fiona Barton.

Empecé a leerlo y pensé "vaya, siempre me pasa lo mismo: al principio no me gusta, luego me engancha y al final me encanta". Pero no. Al principio me costó un poco, y tanto la viuda como la periodista me desagradaron, especialmente la viuda. Sí es cierto que luego me enganchó, y me gustó el inspector, pero el final no me gustó nada, me dejó frío del todo. Y ya está, no puedo decir mucho más.
Ni fu ni fa.

11- Perdida, de Gillian Flynn

Pues, como siempre, al principio no me gustó. Lo cierto es que tardé bastante en cogerle el punto. Los protagonistas me cayeron bastante mal, la historia en sí misma tampoco me hacía mucha gracia y había algo en la forma en que está escrito que me tiraba para atrás. De hecho, me costó más de lo habitual engancharme... pero cuando me enganché, fue a tope. No empaticé en ningún momento con los protagonistas, menudo par de cretinos, pero la trama, el ahora qué va a pasar, me agarró con fuerza. Una lástima, eso sí, el final es muy decepcionante.
El horror. Es la tercera parte de la trilogía de Escipión, y es, con diferencia, la más larga y más peor. Un sufrimiento. Por si esto fuera poco, tarda infinito en acabar. Escipión se muere, y la novela no. Todavía hay que atar cabos y cerrar tramas que, en realidad, (a mí) no (me) interesan ni un poquito. Es que no puedo decir nada bueno de este ladrillo.
No lo toquéis ni con un palo.

13- La sonrisa de Madrid (El olivar de Atocha I), de Salvador Maldonado.

Limpiando el trastero de casa de mis padres, en una caja con otro montón de libros, apareció este. M. Teresa. Reyes 1989, pone, en la primera página, la letra de mi madre. Recuerdo que ella me contó, al leerlo, que le gustaba porque la autora era amiga suya, y cosas que aparecen en la novela se las había contado en su momento. Así que cómo no iba a leerlo. 
En cuanto al libro en sí mismo, pues está bien. No es que me haya enganchado a tope, pero se lee fácil, es muchísimo más entretenido que La traición de Roma, lo cual se agradece, pero tampoco vuelve loco. Destacan, a mi juicio, los diálogos, ágiles y carcas (la acción transcurre en el cambio de siglo, del XIX al XX). Algo había en ellos que me llevaba a Fortunata y Jacinta.
De momento, interesante. Habrá que leer los dos siguientes.

14- Manual para señoras de la limpieza, de Lucia Berlin.

Pues bueno. Este libro tiene un problema: es una colección de cuentos. Y no me gustan los libros de cuentos. Así que empezamos mal. Por lo visto son en buena parte autobiográficos, y Lucia tuvo una vida ajetreada, de aquí para allá en el continente americano, parando de vez en cuando a bajarse una botella de Jim Beam. Así que los cuentos se desarrollan en Chile, México o Estados Unidos, y el alcohol está siempre presente ahí. 
Me lo podría haber ahorrado.

15- Todo esto te daré, de Dolores Redondo.

Estupendo, la verdad. Después de tres libros que, en el mejor de los casos, ni fu ni fa, es maravilloso que uno te atrape. Tiene un pequeño inconveniente, para mi gusto, que ya tenían los de la trilogía de Baztán, aunque me da la impresión de que en este se da mucho menos: las largas parrafadas describiendo los sentimientos de los personajes, que a veces a mí se me hacen incomprensibles. Debo ser un poco insensible, qué le voy a hacer. Aparte de eso, y de que quizá hay demasiados muertos, me ha gustado mucho.
Muy recomendable.

16- El fabricante de lluvia, de William Camus.

Llevaba todo el curso buscando este libro para dárselo a leer a mi hijo mayor. Al final lo encontré y me lo leí yo, claro. Tenía un estupendo recuerdo de él. Me gustó muchísimo, hace treinta años. Es el primero de una serie de cuatro o cinco, pero está muy por encima de los demás. Releído con más de cuarenta años no es tan impactante, claro, pero tampoco está mal.
Leedlo, cuanto antes mejor. Y que lo lean vuestros hijos.

17- La brigada de Anne Capestan, de Sophie Henaff.

Pues bien. Una novela negra, o más bien gris oscuro, con sus toques de humor francés (que se caracteriza por no hacer mucha gracia), pero entretenida y que se lee rápido y bien. No puedo decir mucho más de ella, la verdad. Parece ser que se publicará una segunda parte y sí, me gustaría leerla. 

18- Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James.

Bueno, pues me da un poquito de vergüenza, pero sí, me he leído esto. Y, la verdad, como pornografía está más o menos bien, pero nada más. Tiene algunos párrafos rarunos y expresiones extrañas, que no sé si es que están mal escritos o mal traducidos, y la trama es de telefilme para la siesta del fin de semana. Es un poco como ver tetas y culos en Antena 3 un sábado a las cinco de la tarde.
Nos queda "uau", "nena", "exquisito", y "poner los ojos en blanco".

19- La estrella del diablo, de Jo Nesbo.

Después de las sombras, y de dos libros que he intentado leer pero he abandonado, me ha parecido una maravilla. Es el quinto volumen de las aventuras de Harry Hole, serie de la que me he saltado los volúmenes uno y dos, pero no es necesario haberlos leído. Novela negra, con su misterio misterioso y su malo malísimo. Lo único que no me gusta es esa parte en la que el malo explica lo que ha hecho y por qué; está bien traído, pero es un recurso agotado, creo yo. 
Merece la pena.

Pues esto ha sido todo. No está mal, 19 libros, aunque hay dos que son novelitas infantiles que se leen en un ratito. A pesar de eso, creo que este año he leído bastante (para lo que suelo leer yo). El año que viene, más.

1 comentario:

  1. De acuerdo con el de sombras de Grey...jjjjj los demás no los he leído

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