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jueves, 27 de junio de 2024

ILP antitaurina

 Se están recogiendo firmas en toda España para promover una iniciativa legislativa popular (ILP) para retirar a la tauromaquia la calificación de bien cultural. No se trata de prohibir los toros, ni siquiera de retirar las subvenciones. Simplemente, retirar esa calificación legal, lo que permitiría que en los municipios donde así lo determine el gobierno local se pueda prohibir (localmente) la celebración de espectáculos taurinos. Para hablar de esto vinieron a La Caja Diáfana Medea y Arturo, de Asturies Antitaurina, entidad que se está encargando en el principado de recoger firmas a favor de esta iniciativa.

En cuanto al programa en sí mismo, tengo que decir que fue de los mejores en los que he participado. La presencia de Patt alegra y anima mucho el debate, y el hecho de ser seis personas también elimina silencios incómodos que sí he tenido en otras ocasiones. En el lado negativo, y es la primera vez que me pasa, decir una gilipollez mientras pienso que quizá esté diciendo una gilipollez, darme cuenta después de que, efectivamente, era una gilipollez, que nadie lo verbalice y que quede mi gilipollez ahí grabada para siempre. No voy a decir a qué gilipollez me refiero, para animaros a escuchar el programa buscándola. Marketing radiofónico. 

El programa lo tenéis aquí. Escuchadlo y comentad lo que os parece, y si habéis encontrado la tremenda gilipollez que salió de mi boca.

viernes, 24 de mayo de 2024

Academia de Cine Asturiano

 El domingo pasado tuvimos, de nuevo, programa de radio en La Caja Diáfana. La invitada fue Graciela Mier, presidenta de la Academia del Cine Asturiano. Hablamos de cine, de la industria, de su situación en Asturias, de para qué sirve una Academia del Cine y de los proyectos que tienen entre manos. 

La verdad es que no puedo decir que esté contento con mi aportación al programa. Me cuesta arrancar, y para cuando me quiero lanzar, por no cortar a quien está hablando, al final no digo apenas nada. Hubo un par de silencios muy incómodos y muy mal resueltos por nuestra parte, en mi opinión. 

En cualquier caso, si queréis juzgar con vuestro propio criterio, aquí está el programa. 

lunes, 18 de diciembre de 2023

La Caja Diáfana

 El otro día (hace un mes, o más) estuve invitado en un programa de radio llamado La Caja Diáfana. El resultado fue este.

(Se supone que  pinchando en el enlace se puede escuchar el programa).

Es un programa en una radio de barrio, amateur total. Al acabar el programa me propusieron unirme al grupo de personas que lo llevan a cabo, y... bueno, pues me apunté. Así que una vez al mes iré añadiendo por aquí lo que vayamos haciendo. 

miércoles, 31 de enero de 2018

Cinco cosas que no me gustan de Asturias

Llevo ya más de diez años viviendo en Gijón, y creo que venirnos a vivir aquí es la mejor decisión que hemos tomado en la vida. No obstante, no todo es maravilloso. He aquí un listado de las cosas que no me gustan:

1- La gente (I). La gente, así en general, es un poco maleducada, al menos para el estándar madrileño. Es bastante común que se dirijan a ti lanzándote una pregunta así, directamente, sin un oíste, un perdona o un disculpe. Esto me ocurrió especialmente aquella temporada que estuve de reponedor en una gran superficie. Estaba ahí, colocando mis postres lácteos, y una voz a mi espalda decía, por ejempo: ¿Ónde tienes las fesorias? ¿Y se supone que yo tengo que saber que se dirige a mí?

2- La gente (II). La gente, así en general, es un poco maleducada. Por ejempo: dos personas se encuentran cuando una entra y otra sale, en la puerta de un local comercial. Da igual que sea un bar, una frutería o un salón de belleza. Estas dos personas se conocen y hace mucho tiempo que no se ven, así que se paran a charlar y a contarse sus  cosas. No se han dado cuenta, pero están en la puta puerta, así que cuando una tercera persona quiere entrar o salir del local, esta tercera debe llamar la atención de las dos primeras para que se aparten y dejen paso. Hasta aquí, todo normal: pasa en las mejores familias. En un lugar civilizado, las dos primeras se mantendrían ya apartadas, permitiendo el paso de quien quiera entrar y salir del local. Aquí, al menos en Gijón, no. Aquí, después de dejar pasar a la tercera, las dos primeras recuperan su posición inicial, movimiento que se repetirá después de la cuarta, la quinta y la sexta. A la séptima ya, encima, las dos primeras empezarán a poner mala cara cada vez que alguien les interrumpa su conversación para entrar o salir. No siempre es así, claro, pero esto es mucho más frecuente de lo que debería.

3- La gente (III). Esto ya no es mala educación, sino usos sociales totalmente distintos de los de mi lugar de origen. Aquí la gente toca a los niños. Vas andando por la calle con un niño o bebé en su silla o su carrito, y cualquier desconocido (especialmente ancianos) se pone a hacerles monerías, le ofrece caramelos (aunque sea demasiado pequeño para eso), y le hacen cosquillas, le pellizcan las mejillas, o cualquier otro tipo de carantoña. La primera vez que me pasó fue horrible.

4- La gente (IV). Es curioso que, viendo en el punto 2 lo que molesta que se interrumpan las conversaciones en las puertas, no tengan reparo alguno en interrumpir conversaciones en otro ámbito. Es decir: estás tomando un café charlando con alguien, y de repente llega otra persona, saluda a ese alguien, y se ponen a charlar tranquilamente. Una conversación a la que no se te invita sobre un tema del que no tienes el más mínimo conocimiento.

5- La gente (V). Yo esto lo achaco a que aquí no hay metro: no hay carteles en ningún sitio que indiquen que hay que dejar salir antes de entrar. En consecuencia, eso de pararse en la puerta y dejar que salga alguien se practica mucho menos de lo que debería.

A ver lo que tardan ahora mis amigos y conocidos asturianos en darme de palos...

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Renfe y la atención al viajero

Ayer, en el tren de vuelta a casa, tuvimos un percance. Al parecer afectó a toda Asturias, pero no lo sé porque no recibí mucha información al respecto. Aquí os copio la queja que he puesto en la web de Renfe, que obviamente no servirá para nada:

Buenos días.
Ayer, alrededor de las dos y media de la tarde, el tren en el que viajaba desde Oviedo a La Calzada se detuvo en mitad de un túnel. Tras varios minutos de espera, se informó a los pasajeros de que había una "avería en el sistema de señales". Unos minutos después, el tren empezó a moverse lentamente, hasta llegar a la estación de Villabona de Asturias y detenerse de nuevo (era el CIVIS, por lo que se supone que no debía detenerse hasta La Calzada).
Y allí nos quedamos parados varios minutos más. Alguna persona se acercó a hablar con el maquinista (o conductor, o piloto, o chófer, o como se llame), se abrieron las puertas, alguien salió del tren, se volvieron a cerrar. Esto ocurrió varias veces.
Al cabo de un buen rato el tren se puso en marcha de nuevo. Paró unas cuantas veces más, en ninguna estación; unos minutos de parada y vuelta a arrancar. Llegué a mi destino con algo más de una hora de retraso, creo recordar.
Entiendo que cuando surge una avería se soluciona lo antes posible. Y el motivo de mi queja no es el retraso: soy consciente de que estas cosas pueden ocurrir, y cuando ocurren se solucionan lo antes posible. Lo que motiva mi queja es que después del mensaje de la avería del sistema de señales los pasajeros no volvimos a recibir información. Sólo los que se acercaban al maquinista a preguntar se enteraban de algo. Y digo yo que tampoco costaba tanto coger el micrófono y responder a las preguntas de los viajeros de manera que nos enterásemos todos, que habría evitado tener que responder varias veces a lo mismo y habría tenido al pasaje informado de la situación.
Eso es todo. Gracias por su atención.

Por esto y por alguna otra cosa que me han contado, creo que algunos maquinistas de Renfe deberían recibir urgentemente algún curso de formación sobre el trato al público. En este caso no es que se dirigiese a nadie de malas formas, ni mucho menos. Es que, simplemente, no se dirigió a nadie, cuando le habría llevado dos minutos tenernos a los pasajeros informados. 

Actualización a 2/10/17:

Dieciséis días después de exponer mi queja recibo esta respuesta:

Estimado Sr. A:
 
Damos respuesta a la queja que remitió a nuestra página web el día 13 en la que detallaba cómo vivió el viaje entre Oviedo y La Calzada.
Le agradecemos muy sinceramente los datos que nos proporciona. Hemos recibido numerosas quejas por lo ocurrido la tarde anterior. Pasados unos días se elaboró un resumen para conocimiento de los responsables de esta Gerencia, pero su queja se transmitió literalmente porque estamos seguros de que refleja a la perfección cómo se desarrollaron los hechos y cómo se debería haber procedido en lo referente a la información.
En cuanto a la incidencia en sí, a las 14:30 se produjo una avería en el sistema de señales de toda Asturias, lo que significa que entre esa hora y las 17:00 quedaron en rojo todas las señales y hubo que aplicar medidas excepcionales de seguridad para que algunos trenes pudieran avanzar. Así y todo en algunos tramos no hubo más remedio que suspender la circulación de trenes hasta que se presentó personal de las brigadas de socorro en algunas estaciones situadas estratégicamente, lo que permitió reanudar la circulación aunque con restricciones.
Fue la incidencia más importante de los últimos años y no fue posible acudir a medios de transporte alternativos por carretera porque dado el volumen de viajeros afectados, no habría autocares/conductores suficientes para afrontar esa contingencia.
En lo referente a la información le sugerimos que descargue esta aplicación de ADIF, que facilita información en tiempo real http://www.adif.es/es_ES/adif_movil.shtml
Sentimos lo ocurrido y le pedimos disculpas.
Atentamente, 

He contestado un poco borde. Pensaba escribir una entrada nueva al respecto, pero en realidad tampoco me apetece ponerme a discutir con la Renfe ahora mismo. Ya llevo dos días discutiendo con amigos, conocidos y compañeros de trabajo a cuenta de lo que está pasando en Cataluña y tengo el cupo cubierto. Así que doy por zanjado este asunto.

jueves, 27 de julio de 2017

Viajar en tren

Coincidíamos todos los días, o casi, en el tren. En el de las 7:21 o en el de las 7:33, al menos tres veces por semana íbamos juntos. Como los dos llevábamos bicicleta coincidíamos en la misma puerta del mismo vagón. Al segundo o tercer día empezamos a saludarnos: "hola", "hola". Todos los días. Supongo que los dos teníamos ganas de entablar conversación con el otro; al menos, yo sí quería hablar con él, pero nunca he sido capaz de iniciar una conversación con un desconocido. En el tren de vuelta nunca, o casi nunca, coincidíamos. Solo algunas veces, cuando yo iba tarde y cogía el tren de las 14:46.
Un día, sin embargo, se subió en el tren de las 14:26, y encima no lo hizo en nuestra parada, sino en la siguiente. Eso dio pie a un "¿qué haces tú aquí?", o algo así le dije. Y hasta ahora.

****

Odio profundamente a la gente que va en tren. A casi todos:
- Los que están fumando en el andén y suben al tren soplando una enooooorme bocanada de humo.
- Los que no se apartan para dejar salir antes de entrar.
- Los que entran y se quedan parados en el medio, estorbando a más no poder.
- Los que ocupan los lugares o asientos reservados para sillas de ruedas, minusválidos, carritos de bebé, bicicletas.
- Los que hablan a gritos por el móvil.
- Los que entran a toda prisa en el tren, y lo recorren buscando un asiento libre, y cuando lo encuentran se lanzan a él como cuervos a los ojos de una cabra muerta.
- Los que tienen que salir del tren por la puerta más cercana a la salida de la estación, como si les fuera a estallar la cabeza por recorrer esos cinco metros de  diferencia por el andén y no por el interior del vagón.

****

Se han encontrado esta mañana en el vagón. Uno venía desde Gijón, el otro se ha subido en Serín. Se saludan, y comentan algún tipo de evento musical al que uno acudió y el otro no. Le muestra un par de grabaciones en el móvil, al amigo y de paso a todos los demás viajeros. Comentan cosas sobre sus trabajos, sus horarios. Y de pronto mencionan el suceso que ha conmocionado a Gijón este verano, y resulta que conocen a uno de los autores. No presto mucha atención a lo que dicen. Me parece que, de alguna  manera, intentan disculparlo: la mitad de lo que dice la prensa es mentira, y además el chaval lo ha pasado muy mal en la vida.
Al llegar a Lugo de Llanera, el tren siempre se detiene para dejar pasar al Alvia. Cuatro o cinco minutos, nada más. Ellos aprovechan para abrir la puerta del vagón y compartir un cigarrillo. Uno, el más bajo, más fornido, rapado, con camiseta y pantalón de chándal, no sale del vagón, pero saca el brazo como intentando alejar el cigarrillo de la puerta. El otro, más alto y delgado, con camisa y una cadena sujetando su cartera, sale del vagón y se aleja uno o dos metros. Acaban el cigarro y vuelven a sentarse.
¿Qué tendrán, 20, 25 años?

jueves, 20 de julio de 2017

Pepe

Tengo un amigo.
Bueno, en realidad tengo más, pero quiero hablar de uno concreto. Como no le he pedido permiso, para conservar su anonimato voy a cambiar su nombre. Los que le conocéis en seguida sabréis de quién hablo cuando digo Pepe, y los que no le conocéis tampoco os perdéis nada.
Es complicado porque no sé muy  bien por dónde empezar. Quizá sea mejor no dejar para el final lo más escandaloso: Pepe es putero. Le gusta el sexo de pago. Argumenta que, en definitiva, cuando el sexo no es contratado tampoco es gratis, así que prefiere que todo esté claro desde el principio y contratar a una profesional. Esto, claro, abre un gran abanico de conversaciones, cuando se declara sin rubor cliente de estos servicios.
Pepe fue guardia civil, ahora está jubilado. Lo que más le dolió de su jubilación prematura es que tuvo que deshacerse de su colección de armas antiguas. Tampoco es que tuviera un arsenal: tenía dos o tres pistolas, o revólveres, o algo de eso. Pero le gustaban y tuvo que venderlas. El tema de la guardia civil también da para unas cuantas anécdotas cuando te tomas un par de cañas con Pepe.
Con motivo de su trabajo Pepe ha cambiado mucho de domicilio: ha vivido en Cataluña, Valencia, País Vasco, Asturias, Madrid. Y probablemente en algún sitio más. 
Pepe es liberal. Ha estudiado economía y filosofía y sociología. Y políticamente es afín al Partido Popular, aunque estuvo afiliado a UPyD en la misma época que yo.
Pepe es católico. Y es católico porque quiere, porque así lo ha decidido. Los sábados por la tarde y los domingos va a misa, es amigo del cura, y lee o hace lo que haya que hacer en la ceremonia.

******

Hablando de estas cosas, una vez me preguntó, al declararme yo ateo, que qué me impedía ensartar a mi hijo con un palo, asarlo y comérmelo, si no tenía miedo a un castigo superior. Me sentó un poco mal que me expresara esa idea en aquellos términos, la verdad. Pero me da más miedo la idea que subyace: si un día Pepe tiene una crisis de fe, o decide dejar de  ser católico, ¿qué le impedirá a él ensartarme en un palo, asarme y comerme? Al fin y al cabo, tengo mucho más que comer que mis hijos.

jueves, 16 de febrero de 2017

Feve

Hace un mes, poco más o menos, quise desplazarme un viernes por la noche a Avilés. Iba a asistir a un concierto, y tenía la alevosa intención de beber entre una y quince cervezas, por lo cual decidí desplazarme en transporte público y no conduciendo mi propio vehículo. Entiendo que hasta ahí es todo bastante razonable, ¿no?
Como nunca he ido a Avilés en tren ni en autobús, intenté informarme en internet. Mi primera intención fue desplazarme con Feve, dado que no hay línea directa de Cercanías Renfe de Gijón a Avilés, y la estación de autobuses me queda un rato más lejos. Una primera búsqueda en google me llevó a esta página. Así, a primera vista, parece fiable. El problema es que no funciona.
Ese buscador de feve me daba como resultado que no se puede ir de Gijón a Avilés, ni directamente ni haciendo transbordo; lo cual, según esto, es mentira.
Así que fui en autobús.
Pero me sentó mal, así que encontré esta página y dejé un mensaje explicando lo que me había pasado.
Y me olvidé del tema: fui al concierto, lo pasé muy bien, me tomé más de dos cervezas y menos de catorce, y me llevaron en coche de vuelta a casa. Todo bien.
El martes siguiente recibí un mensaje de correo, que decía esto:

Estimado Sr. Nubian Singer

 Puede que esté entrando en la antigua página web de Feve, que no está disponible.

Debe entrar a través de la página oficial de Renfe.

Reciba un cordial saludo.


Y digo yo:
A ver, carajo, la página está disponible. Si no estuviera disponible, yo no habría accedido a ella. Lo que ocurre es que no funciona. Y no solo está disponible, sino que es el primer resultado que arroja Google. Así que quizá alguien en Renfe, o Feve, o lo que sea, debería eliminar la página, y hacer las gestiones que correspondan para que el primer resultado de Google sea un buscador activado.
Que parece como si quisieran que feve funcionase mal aposta.

lunes, 16 de enero de 2017

Gusanito

Supongo que a estas alturas todos sabemos ya qué es el anisakis. Y también habremos visto todos el video del plato de pescado con un gusanito agitándose, grabado al parecer en una cena de nochevieja en una sidrería de Oviedo. Aquí tenéis la noticia, y aquí tenéis lo que dice la sidrería al respecto.

Y, bueno, puede ser que la actitud de la mujer no sea la más adecuada: sufrir un percance e intentar utilizarlo para sacar tajada. Pero peor me parece la actitud de la sidrería. Dicen que tuvieron muchísimo trabajo, sirvieron cuatrocientas y pico cenas aquella noche, el pescado fue un cambio de última hora que no aparecía en el menú previamente pactado... Excusas bastante burdas.

Y la asociación de hosteleros organizando una comida en esa sidrería, para mostrar su apoyo. Un montón de propietarios de restaurantes de los alrededores se reunen a comer allí para mostrar su apoyo a ese pobre hostelero, víctima de una campaña mediática de descrédito. Al revés, justo al revés, de lo que deberían haber hecho: reconvenir públicamente a un establecimiento que daña la imagen del sector, al descuidar normas básicas sanitarias, como son congelar el pescado antes de cocinarlo, o asegurarse de que éste alcanza cierta temperatura durante cierto tiempo al prepararlo.

Que estás jugando con la salud de la gente, coño. Que está en tu mano decir "no puedo atender tantas cenas, voy a servir diez o veinte menos", por ejemplo. Que no me parece que se pueda disculpar un error como ese. Que la mujer tendría que haber llamado a la policía municipal.

viernes, 4 de noviembre de 2016

La mujer desagradable

Lo primero que me llamó la atención de ella fue el chicle. Masticaba el chicle con la boca abierta, y en el largo pasillo de hormigón resonaba el eco de sus mandíbulas estrujando el chicle cada ver que mordía.
Luego su voz, ligeramente ronca, quizá gastada por hablar siempre a gritos. Reclamaba la atención de su acompañante, mirando a un niño, probablemente su nieto, aprendiendo a nadar en la piscina.
Ahí ya pensé que esa mujer era muy desagradable.
Otro día entramos detrás de ella en la piscina. Nos asignaron una taquilla debajo de la suya. Y ahí, la señora, guardando sus pertenencias en la taquilla, mientras el pequeño y yo esperábamos a que se quitara de en medio para acceder a la nuestra, se lo tomaba con calma.
Ahí yo ya le había cogido tirria.
Y entonces cierra su taquilla, y se pone a hablar a voces con otra mujer, sin moverse. Y el niño y yo detrás, a un lado, esperando que se aparte.
Entonces ya echaba de menos el bate de béisbol.



viernes, 1 de julio de 2016

Lágrimas

Pregunta dónde es el juicio. Mi compañero mira la citación y le dice: este juicio se ha suspendido, no hemos podido citar al denunciado. Intentamos avisarla ayer, para evitarle el viaje, pero no tenemos su teléfono.
Y entonces  empieza a llorar.
Le decimos que espere, que vamos a citarla para otro día. Y mientras espera, llora, y mientras llora, nos cuenta las perrerías que le hace su vecino: le tiene la puerta llena de aceite y de escupitajos, la escalera llena de colillas. Dejó un hueso de no se sabe qué en la maceta, y aquello estuvo lleno de moscas un montón de tiempo.
El denunciado suele estar en casa, pero cuando vamos del juzgado o de la policía a citarle no abre la puerta. Si no le citamos, no puede haber juicio.
Al final nos  cuenta que suele pedir en un supermercado. Sabiendo esto, quizá la policía pueda dar con él y citarlo. Le caerá una multa, que no pagará. Entonces se sustituirá por una pena de privación de libertad: localización permanente. Lo que antes era arresto domiciliario. Pasará un tiempo sin salir de casa, o no, y luego todo seguirá igual.

 ***


Llega, con los ojos llorosos, cuarenta minutos antes del juicio. Pide un abogado de oficio y protección: es el denunciante, y dice que recibió una paliza que casi lo dejan ciego.
Cuando le digo que es demasiado tarde para pedir nada se le escapa una lágrima. Se va, diciendo que no va a testificar. Que tiene miedo.
Un rato después aparece de nuevo. Pregunta dónde es la sala de vistas.

¿Asistirá al juicio? ¿O es que quiere alejarse de la sala de vistas para no encontrarse con su agresor?



martes, 14 de octubre de 2014

Vuelva usted mañana

El pasado día 10 de septiembre de 2014, miércoles, cesé como funcionario interino de la administración de justicia. O sea, me quedé en paro. Uno o dos días después acudí a lo que antes era el INEM, y ahora no sé cómo se llama. Allí me informaron que al haber cobrado las vacaciones, en vez de haberlas disfrutado, aún no podía solicitar la prestación. Así que debía esperar al día 21 de septiembre.

El día 22 de septiembre, lunes (o quizá fuera el martes 23, no recuerdo bien) acudí de nuevo al servicio público de empleo. Allí el funcionario que me atendió me indicó que, al no haber disponer de la tarjeta de desempleado, no podía solicitar la prestación, si bien podía solicitarla a otro funcionario y luego, con la tarjeta, volver a él para gestionar la solicitud.

Mientras esperaba que llamaran mi número para solicitar la susodicha tarjeta, el funcionario se acercó a mí y me informó de que, dado que la administración de Cantabria no había subido a internet el certificado de empresa, sería imposible dar curso a la solicitud. Me aconsejó que llamara a dicha administración para exigir tal trámite, y que una vez "subido a internet" el certificado pidiera cita para solicitar la prestación. Y van dos visitas infructuosas al servicio de empleo.

Llamé a la Dirección General de Justicia de Cantabria, y expliqué la situación a la funcionaria correspondiente. Tal funcionaria me explicó que ellos no suben el certificado de empresa a internet; nunca lo hacen porque no disponen de la aplicación necesaria para hacerlo. Y se sorprendió de la exigencia del funcionario de empleo: en Santander nunca nadie les ha contado una situación similar. Acordó enviarme el certificado de empresa por correo postal.

El certificado de empresa nunca llegó por correo postal, así que llamé de nuevo a Cantabria y me lo enviaron por correo electrónico. Pedí cita de nuevo el el servicio público de empleo, y antes incluso de ir me llamó el funcionario que me atendió la segunda vez: que no me  molestara en ir, porque no habían subido el certificado de empresa a internet y así no se podía hacer nada. Ahí sí que me puse un poco nervioso, y llegué a utilizar un lenguaje inadecuado hablando con el funcionario, pero es que entre unos y otros me veía sin prestación.

Después de todo esto, por fín acordé con el funcionario del SEPE que podría tramitarlo con el certificado en papel, aunque antes tuvo que preguntar a su superior. A todo esto, yo no tenía el certificado original: tenía una copia enviada por e-mail que no me iba a servir para nada. Así que un miércoles llamé, otra vez, a la Dirección General de Justicia de Cantabria, donde me aseguraron que ese mismo día me lo enviaban por correo urgente. Por otro lado, la semana siguiente yo tenía que salir de viaje por unos asuntos que no vienen al caso.

Tenía cita para el viernes solucionarlo todo en el servicio público de empleo. Pero el puñetero certificado no llegó. En el servicio de empleo hablé con otro funcionario, que al escuchar mi triste historia consultó con el que me había atendido y telefoneado anteriormente. Al principio el funcionario estaba dispuesto a abrir el expediente y dejarlo pendiente de presentar el certificado, que yo suponía que llegaría ese mismo viernes, al haber sido enviado urgente el miércoles anterior. Pero después de hablar con el funcionario anterior, ambos me explicaron que no podían dejar pendiente de presentar un papel que yo aún no tenía, y que por lo que ellos sabían lo mismo podía llegar ese viernes que nunca.

Cuando fui a pedir cita otra vez (y van cuatro) el maravilloso sistema telemático de cita previa del servicio público de empleo me la dio para el lunes a las 12. Y yo el lunes tenía que salir de viaje.
Como no me quedaba otro remedio, el lunes madrugué, a las 9:15 horas estaba en Santander para pedir en mano el certificado. Los funcionarios se sorprendieron bastante, me entregaron el papel en cuestión y salí para Gijón otra vez.

Y ya, por fin, con el papel original sellado y firmado, pude gestionar la solicitud y salir hacia Madrid tres horas y media más tarde de lo planeado, y con 350 Km de coche encima.


sábado, 4 de octubre de 2014

La foto

La semana pasada hablaba de esta foto:


No parece que fuera primavera. No obstante, todo lo demás pasó como lo cuento. O al menos así lo recuerdo.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Miércoles de primavera

Yo pasaba por ahí todos los miércoles.

Todos los miércoles les veía ahí, abrazados. Él apoyado en la verja del instituto, ella frente a él. Besándose.
Siempre estaban besándose. Y cuando no se besaban, estaban abrazados. Durante todo el curso.

Ese año me dio por llevar una cámara de fotos mientras caminaba por la calle. Iba haciendo fotos, casi siempre sin encuadrar, a veces sin mirar siquiera. Siempre que pasaba frente al instituto y les veía echaba de menos la cámara, quería hacerles la foto.

Sería mayo, o quizá junio ya. Pasé con la cámara preparada: sabía dónde estarían y qué estarían haciendo. Sin embargo, precisamente aquel miércoles de mayo (o quizá junio ya) no estaban besándose, ni abrazados. Estaban enfadados, a más un metro el uno del otro. Hice la foto de todas formas.

Volví a pasar por allí una o dos veces más. No volví a verlos.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Veinte polvos

Normalmente escribo la reseña de los libros que leo para publicarlas todas juntas al inicio del año siguiente (y cuando digo "normalmente" quiero decir que empecé el año pasado, y, si continúo haciéndolo, en enero publicaré la segunda entrada de este tipo). Pero me acabo de leer un libro y me veo impelido a escribir una entrada aparte sobre él.
El libro es "20 polvos". Y el autor es Rafael Ferández. Su blog es este, y su twitter ahora es este, y este es el que le suspendieron por hacer cosas que no debía.
Rafael Fernández es canario, y vive en Asturias con su mujer ucraniana. Como no encontró editorial que quisiera publicar sus libros, se dedica a la autoedición. Y, claro, eso se nota.
La primera vez que leí algo suyo fue un blog que tenía hace un montón. Igual diez años.Lo descubrí un día, y creo que ya había dejado de escribirlo, y en una semana o así me lo ventilé entero. O casi. Ese blog acabó siendo una novela: Diarios de sexo y libertad. Y lo que leí me encantó, y por eso me alegré cuando volví a dar con él en su blog, que leo regularmente. También lo sigo en twitter.
En cuanto a 20 polvos, lo primero que notas al abrir el libro es que la maquetación es... rara. Aprovecha demasiado la página, dejando un margen muy estrecho. Y aunque el tamaño de la tipografía es bueno, tiene un interlineado de mierda que apretuja las líneas unas contra otras. Feo, muy feo. Cuesta entrar ahí, pero se puede hacer.
También se nota la autoedición en las faltas de ortografía. Se le ha escapado alguna por ahí. Y puede que a vosotros no, pero a mí me desagrada y me incomoda mucho encontrarme faltas. Me sacan de la historia, el texto entero [pieder] pierde credibilidad y verosimilitud. Sí, vale, puede que sea un poco maniático.
Luego está el estilo. Rafael hace una cosa que me pone un poco nervioso: encadena los dos puntos: uno detrás de otro: un párrafo entero: me vuelvo loco: no puedo más. Así que los dos puntos pierden su significado, y en realidad podría poner guiones, almohadillas, líneas verticales o cualquier otro símbolo. No me gusta. Ya lo hacía en aquel blog, es cierto, pero yo no recordaba que fuera tan exagerado.
Y la historia. Nos cuenta en primera persona unos meses de la vida de Sigmundo, su álter ego, un ser mezquino, rastrero, racista, machista, con delirios de grandeza, cuya trayectoria vital coincide en gran parte, al parecer, con la del autor. Y es tan deleznable el personaje que me resulta imposible empatizar con él, así que me da un poco igual lo que le pase. Y, otra vez, no es así como yo lo recordaba. Si bien en mi recuerdo Sigmundo hablaba mal de todas las mujeres con las que se acostaba, no era un personaje tan absolutamente despreciable como ha resultado ser en este libro.
¿Sabéis cuando tienes muchas ganas de leer, ver o escuchar algo, y por fin lo tienes delante, y acabas absolutamente decepcionado? Me pasó con  Sexo en Milán, me pasó con Los Guardianes de la Galaxia, me ha pasado con 20 polvos. Y ahora no sé qué hacer. Por un lado me apetece leer Diarios secretos de sexo y libertad, para ver si cuadra con mi recuerdo, y por otro lado me pide el cuerpo dejar de lado las novelas de Rafael Fernández y seguir leyendo su blog, que suele ser interesante.

[Actualización: Aquí el autor habla de mí sin mencionarme. Me dedica todo un párrafo.]

martes, 22 de julio de 2014

Ideas sueltas

Cataluña.
Sobre la consulta catalana se me ocurren una serie de preguntas cuya respuesta no he visto por ahí, aunque es cierto que no he realizado una búsqueda exhaustiva. Vienen a ser estas:

1- ¿Quién podrá votar? ¿Bastará con estar empadronado en Cataluña, o habrá que ser nacido allí? ¿Y los catalanes emigrados, podrán votar?

2- ¿Cómo se supone que se "leerán" los resultados? ¿Qué ocurrirá si se polarizan mucho geográficamente? Supongamos por un momento que gana la independencia en toda Cataluña, menos en una provincia. ¿Esto obligaría a los barceloneses, por ejemplo, a independizarse con el resto? ¿Y si esta diferencia no es entre provincias, sino entre municipios? ¿Y si es Barcelona y su área metropolitana quien vota en sentido contrario al resto? ¿Y si toda Cataluña quiere irse, salvo Sant Boi de Llobregat?

Asturias.
Hace ya algún tiempo mantuve una conversación en twitter con @iyangc sobre los símbolos asturianos. Resumo, más o menos, lo que entendí.

La bandera asturiana lleva un símbolo cristiano, pero eso no quiere decir que Asturias sea cristiana. Aunque la cruz de la victoria sea un símbolo religioso en su origen, el uso que se ha hecho de ella hace que haya perdido ese significado religioso, por lo que ahora es símbolo del pueblo asturiano, independientemente de la religión de cada uno.

Que Asturias sea un principado no es motivo de orgullo. Se trata de un castigo impuesto por el rey Juan I de Castilla tras tres levantamientos de Alfonso Enríquez contra la corona de Castilla, en el siglo XIV. Que hayan transcurrido unos setecientos años no debe hacernos olvidar que el principado es un castigo por rebeldes.

¿Soy el único que ve algo contradictorio entre estos dos últimos párrafos?

Asturies.
Como todos sabéis, la bandera de Asturias es esta:




Alguno de vosotros no sabrá que existe una versión nacionalista. O independentista. O no sé muy bien qué significa la estrella roja:



Y al hilo de lo dicho anteriormente, no me parece muy coherente que una bandera que en principio debería representar ciertos principios como el laicismo lleve un símbolo religioso como motivo central. Aparte de que es terriblemente fea, anque eso ya es cuestión de gustos.
Así que desde este mi blog aprovecho para proponer a la comunidad nacionaliega (o como se quieran denominar los que se vean representados por esta bandera) un cambio. Manteniendo los colores de la bandera original, y cambiando el símbolo religioso por otro símbolo, que tal vez fuera religioso en su origen pero hoy por hoy sí que ha perdido cualquier connotación mística. Algo así:






¿No es mucho más bonita?

Actualizo: Se me olvidó dar las gracias a @yosoyrufo por hacerme la nueva bandera asturiana.