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miércoles, 20 de diciembre de 2023

La radio

 El domingo pasado hicimos otro programa de La Caja Diáfana. Aunque no intervine, ni se me menciona, estuve allí. No quise participar porque siento que este tema, "la cuestión palestina", me supera. Preferí estrenarme como contertulio/entrevistador/lo que surja con algún tema más liviano; así que, para volver a disfrutar de mis acertados comentarios y mi melodiosa voz, tendréis que esperar al programa de enero. No obstante, ahí tenéis el de diciembre. 

lunes, 18 de diciembre de 2023

La Caja Diáfana

 El otro día (hace un mes, o más) estuve invitado en un programa de radio llamado La Caja Diáfana. El resultado fue este.

(Se supone que  pinchando en el enlace se puede escuchar el programa).

Es un programa en una radio de barrio, amateur total. Al acabar el programa me propusieron unirme al grupo de personas que lo llevan a cabo, y... bueno, pues me apunté. Así que una vez al mes iré añadiendo por aquí lo que vayamos haciendo. 

miércoles, 4 de enero de 2023

Lo que he leído en 2022

Aquí está, un año más, la lista. Hacía mucho que no leía tan poco. Es cierto que me he atascado un par de veces, pero en realidad he caído en las garras de Tik Tok, y he perdido mucho tiempo con esa app infernal. 

En cualquier caso, esto es lo que ha habido:


 1.- Los hombres duros no bailande Norman Mailer
Lo primero que tengo que decir es que es una traducción antigua. La primera vez que ví este libro, en casa de mis padres, se llamaba "los tipos duros no bailan". Y esta traducción, además de tener otro título, tiene frases del tipo "conduje mi automóvil hasta la plantación de marijuana", que en un momento dado te pueden sacar un poco de la narración. Así que no sé si es por eso, o por otro motivo, pero la historia de este escritor, borracho, fumeta y follador me ha interesado menos de lo que debería. Es una novela negra con gotas de realismo mágico y algún desvarío metafísico que me ha costado acabar. Es cierto que, según va avanzando la trama, se va dejando (muy poco a poco) de diatribas mentales y centrando un poco en lo que realmente pasa, pero he estado cerca de abandonar su lectura.

Si Tim Madden no fuera tan pesado, me interesaría más saber qué ha sido de Patty Lareine.

2.- Orgullo y prejuiciode Jane Austen

Me acerqué a este libro con un poquitín de miedo, después de la experiencia con Fortunata y Jacinta. Siendo una novela más antigua, podría ser más incómoda de leer... pero no. Supongo que se debe a que la traducción es del siglo XX, por lo que el estilo resulta mucho más cercano y fácil de leer. Lo cierto es que me ha gustado bastante, así en general, aunque tengo que confesar que hay cosas que no he acabado de entender. No obstante, esto probablemente se deba más a que leo demasiado deprisa que al texto en sí mismo.

Ha estado bien.

3.- Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien (Cándida, memorias de una asistenta)de Guillermo Fesser
Lo cierto es que yo a Cándida apenas la conozco, habré escuchado sus críticas cinematográficas una o dos veces. Pero al parecer en su momento era un personaje muy celebrado en el programa de radio de Fesser. A mí estas memorias me dejan el cuerpo raro. Te cuenta una vida muy (muy) dura como quien te cuenta que ayer estuvo comiendo pipas, sin darle importancia a ninguna de las muchas desgracias que van ocurriendo. Una cosa que me descoloca mucho y no acabo de entender a qué viene es que se reproduce bastante fielmente la forma de hablar de Cándida, incluyendo sus frases hechas mal empleadas y palabras mal pronunciadas. No entiendo por qué: parecería un ejercicio humorístico, pero no puedo reírme de Cándida (en general, está feo reirse de la gente; en particular, está feísimo reirse de alguien que te está contando su vida plagada de desgracias). Por otro lado, dado que es la vida real de una persona real, no se trata de una novela con su arco de personaje que evolucione y todo eso. Tengo que confesar, por cierto, que no lo acabé: lo perdí en una mudanza y no me pareció lo bastante interesante como para buscar otro ejemplar y acabarlo, ya quedaba muy poco.

Totalmente prescindible.

4.- En la tumba de Montehanode G. G. Lapresa
Segunda entrega de Alter Cantabria, el universo mitológico cántabro del autor. Lo cierto es que me ha decepcionado un poco, pero ha sido culpa mía: me esperaba que me gustase un poco más que La caza del último ojáncano, y me ha gustado un poco menos; pero eso no quiere decir que no merezca la pena. Es un poco Indiana Jones poliamoroso y pansexual, sin dejar de ser interesante y divertido. Quizá me ha resultado demasiado corto para todo lo que quiere contar, pero las novelitas de Cerbero es lo que tienen.

Echadle un ojo, que merece la pena.

5.- Dios los cría...de J. Van De Wetering
Qué horror. El año pasado, creo, leí otra novela de este mismo autor. Guardaba buen recuerdo de ella, así que me hice con esta (debió costarme entre uno y tres euros, en la Semana Negra de Gijón), y la empecé bastante ilusionado. Qué decepción. Qué cosa rara, qué sinsentido, qué machistada. 

Qué error.

6.- Lo que callan los muertosde Ana Lena Rivera
Después del bodrio del holandés insoportable, me ha parecido una maravilla. Quizá no sea "tan" bueno, pero lo he leído con gusto y con ganas, y lo he disfrutado un montón. Que conozca algunos de los paisajes en los que transcurre la trama ayuda, claro. 

Me ha gustado lo suficiente como para tener intención de leer los dos siguientes.

7.- Te ahorcaréde Marcial Lafuente Estefanía
Cogí este libro por la misma razón por la que, en su día, leí uno de Corín Tellado. Y el resultado ha sido el mismo, porque son cosas muy parecidas: mucho diálogo regulero, párrafos de una sola frase, para que el texto parezca más largo, y una buena ensalada de tópicos. 

Para entusiastas del género, o, quizá, ni eso.

viernes, 14 de enero de 2022

Lo que he leído en 2021

1.- ¿Que ven los astronautas cuando cierran los ojos?, de Antonio Martínez Ron

Igual recordáis que dije una vez que no me gustan los libros de cuentos. Bueno, pues este no es un libro de cuentos, sino de artículos sacados de un blog, que viene a ser, más o menos, lo mismo. A ver: es, sin duda, interesante. Lo malo es que yo seguía ese blog, así que casi todos los artículos me sonaban, aunque no los recordase. Y que, bueno, no me gustan los libros de cuentos ni los libros de artículos de un blog que ya he leído. Así que me ha costado la vida entera acabarlo.
Por lo demás, está bien. 

2.- Tempus fugit Ladrones de almas, de Javier Ruescas

Bueno, pues una novelita juvenil que me ha costado la vida entera acabarme. Y mira que es eso, juvenil: ninguna dificultad para leerla, más allá de la brutal falta de interés tanto en la trama como en los personajes.
No perdáis el tiempo.

3.- Una novela criminal, de Giancarlo de Cataldo

Empieza muy bien, pero se va deshinchando. Al final me ha costado muchísimo acabar. Especialmente, cuando cerca del final tienes dos capítulos "raros": uno es un documento judicial y otro una entrevista. Para cuando los he acabado, ya no me interesaba lo más mínimo la vida de los protagonistas y he continuado por pura cabezonería.
Es demasiado largo.

4.- Los asquerosos, de Santiago Lorenzo

La verdad es que este tuve que empezarlo dos veces, la primera no me enganchó y lo dejé tras leer un par de páginas o menos. Tiene un estilo un poco recargado, se regodea en el insulto rebuscado y eso, hasta que te haces, cuesta. Una vez que te acostumbras, se avanza con facilidad y la historia es más que interesante.
Muy recomendado.

5.- La aventura del abrigo amarillo, de Adela Torres "Daurmith"

Una novela corta la mar de entretenida. Me ha gustado tanto que ahora no quiero leer nada del Sherlock Holmes original, porque seguro que me gusta menos.

6.- Ética para inversores, de Petros Márkaris

Se supone que es novela negra, pero a mí me ha parecido más costumbrismo griego que otra cosa. La verdad, no me ha interesado nada. No me gustan, en general, las novelas narradas en presente y primera persona: me chocó mucho la primera que leí, pero pasada la novedad me resulta engorroso. También ocurre que tiene dos narradores distintos, y el primer cambio, sin avisar, lo enreda todo un poco más.
Lo peor es que me ha dejado frío.

7.- Pollo en pepitoria, de Andrés Zelada

Sigo a este autor en Twitter desde tiempos inmemoriales. También leo regularmente sus dos blogs, así que tengo la sensación de que le conozco, de que somos amigos. Totalmente falso, claro, pero la sensación está ahí. Así que cuando tuve noticia de que había publicado un libro en papel no tuve más remedio que comprarlo. Y me alegro mucho. Es una novela corta: tiene 200 páginas, pero son páginas muy pequeñitas. Se lee, literalmente, en dos viajes en tren.
No puedo decir más que que me ha gustado mucho y que la leáis.

8.- Isla, de Eva Duncan

Cogí este libro por aprovechar los gastos de envío de Pollo en pepitoria. No voy a decir que lo lamento, pero tampoco ha sido la compra del año. Me ha recordado mucho al Infinitas de Haizea M. Zubieta, que leí el año pasado, quizá por el poso juvenil que tiene. Es entretenida, sí, pero le falta algo que no sé muy bien qué es. Bueno, hay una cosa que sí echo de menos: una descripción un poco detallada del personaje que da título al libro. Me ha rechinado mucho no poder hacerme una idea clara de su aspecto físico. 
Entretenidilla, sin más. 

9.- El lejano país de los estanques, de Lorenzo Silva

Si no me equivoco, es la primera aventura de Bevilacqua y Chamorro. Me ha gustado bastante que es una verdadera investigación de un crimen, en otras novelas posteriores de estos personajes parece que la investigación pierde importancia frente a otros factores. Aquí no: es una investigación criminal por encima de todas las cosas, aún por encima del habitual lenguaje rebuscado del protagonista. Aquí casi habla como una persona normal.
Se lee en dos patadas y es más que entretenida.

10.- La caza del último ojáncano, de G. G. Lapresa

Otra novela corta de la editorial Cerbero. La compré básicamente por los mismos motivos que Pollo en pepitoria: sigo al autor en twitter y reviso con frecuencia el blog en el que ya no publica nada, y parece ser un tipo simpático. Y la novela en sí misma está muy bien. Tiene el plus de transcurrir en Cantabria y mencionar varias de sus poblaciones, y yo a Cantabria le tengo cierto cariño. En cualquier caso, es una historia de mitología revisitada que está muy bien.
Leedla. 

11.- A martillazos, de Andreu Martín

Compré este libro en la Semana Negra por dos motivos de peso: de la colección en la que se publicó ya había leído otros dos que me gustaron mucho, y uno de ellos era A navajazos, del mismo autor, y me gustó mucho. Sin embargo, este me ha gustado menos. Es un poco sangriento y cruel, y no me lo esperaba; y sobre todo, no hay un solo personaje que sea normal. Están todos tarados de una u otra manera. No obstante, Andreu Martín es un grandísimo escritor. Si no la leí del tirón es porque no me aguantaba el estómago, más por lo psiquiátrico que por lo sanguinolento. 
No es para todos los públicos.

12.- Las aventuras de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle

Creo que ya he comentado alguna vez que, como norma general, no me gustan los libros de cuentos. Y el problema de este libro no es sólo que sea de cuentos, o narraciones más o menos cortas, sino que además son todo aventuras de Sherlock Holmes, que vienen a ser todas más o menos iguales. En la primera aventura aparece el personaje de Irene Adler, así que pensé que igual se desarrollaba una trama general a través de los distintos cuentos, pero no. Están incluso desordenados en el tiempo. Uno a uno sí que son entretenidos de leer, pero todos seguidos se me ha hecho un poco de bola. Eso sí, he comprobado que el pastiche de Daurmith no desmerece ni un poquito de los originales. 
Es para leer a poquitos, no seáis brutos.

13.- La Compañía Amable, de Rocío Vega

Creo que puedo afirmar que este libro ha sido la gran decepción de este año. Empecemos por el principio: en las primeras páginas reina la confusión y no me enteré de quién era cada personaje, ni quién decía qué. Y no ocurre solo ahí: también ocurre en algunos pasajes de luchas, peleas y batallas, que no me queda muy claro qué está pasando. Luego, el tono educativo o moralizante que subyace en todo el libro. Supongo que lo que pasa es que soy un señor mayor y hay ciertas cosas para las que no estoy preparado. Una de esas cosas es el tercer género gramatical que está prosperando últimamente: pero leer que "elle está cansade" me saca totalmente de cualquier sitio. ¿El problema lo tengo yo, y no el libro? Pues no digo que no, pero hay un capítulo entero así y yo no puedo con eso. Me da mucha rabia, porque sigo en twitter a la autora y tenía muchas ganas de leerla.
Supongo que soy demasiado carca para esto.

14.- La biblioteca de Max Ventura, de Leticia Sánchez Ruiz

No me ha gustado nada, y bien que lo siento, pues me consta que quien me lo regaló me parecia y lo hizo con cariño.
Una trama juvenil, casi inexistente, aderezada con un montón de palabrería y citando libros y autores clásicos, como intentando darle una pátina de erudición. Le pongo una estrella porque no puedo ponerle menos.

15.- La cara norte del corazón, de Dolores Redondo

Precuela de la trilogía del Baztán. Es un poco más de lo mismo, pero en otro sitio, aunque con abundantes flashbacks para que recordemos de quién estamos hablando.
Me ha gustado mucho más la parte moderna y americana. De toda la trilogía, las tramas relativas a la madre de la protagonista son, de lejos, lo que menos me gusta. En cualquier caso, me ha resultado muy entretenido y me ha tenido enganchado a tope.


***


Creo que esto es todo, aunque entre Goodreads y el blog me he liado un poco y no sé si se me habrá despistado alguno. Quince libros, de los cuales un tercio han sido escritos por mujeres. El que más me ha gustado, sin duda, Pollo en pepitoria. Y la mayor decepción, también sin duda, La Compañía Amable. 

A ver qué tal se me da el 2022.

viernes, 8 de enero de 2021

Lo que he leído en 2020

Como casi siempre, me leo las sagas desordenadas. Esta, que son sólo dos libros (de momento), también. Y la verdad es que me gustó más el segundo que el primero. No obstante, y a pesar de algunas faltas de ortografía sangrantes (del tipo "ésta cosa"), es indudablemente entretenido, repleto de personajes a los que odiar y acción trepidante (¿qué significa trepidante?).
Estupendo para amenizar viajes en tren.

Empieza muy bien. Un retrato de tres jóvenes gallegos a principios de los setenta, con sus intereses y sus planes de futuro. También es cierto que desde el principio te dice lo que va a pasar, pero a mi juicio se echa todo a perder en el momento en que empieza a narrar la historia de los asesinos: son personajes mucho menos interesantes. Y ya cuando empieza a dar detalles escabrosos de la tortura, y más aún, cuando te cuenta lo que piensa cada personaje en el momento de morir... Pues no sé. Que no me gusta, no me interesa, para qué quiero saber eso, ja ja. 
Me lo podía haber ahorrado, la verdad.

El año pasado leí La playa de los ahogados, del mismo autor y el mismo protagonista, y me pareció bien. Esta, sin embargo, me ha gustado muchísimo. Es cierto que he prescindido desde el principio de leer la definición de la palabra que titula el capítulo, ese pequeño primer párrafo que me sacaba de la historia cada poco. Solventado este pequeño escollo, la lectura fluye de maravilla. Tiene un par de trampas (¿cómo puede un experto inspector de policía pasar por alto eso?), pero a la mitad de la novela ya va cuesta abajo sin frenos, sin poder dejar de leer. Un gustazo.
Leedla, insensatos.

Pues he cometido el error de leer esta novela después de la crítica que de ella hizo mi admirada @molinos1282. Y como a ella no le gustó nada de nada, comencé a leer cargadito de prejuicios. Así que al principio no me gustaba nada, no empatizaba con ningún personaje (había dos, no daba para mucho), y no la abandoné antes de acabar el primer tercio porque soy así de cabezota. Luego me fue gustando más, pero lo cierto es que en ningún momento me ha vuelto loco. No digo, Dios me libre, que sea una mala novela, pero...
No es para mí.


5- Formas de estar lejos, de Edurne Portela.
Segunda novela de Edurne Portela. El año pasado leí la primera, Mejor la ausencia, y lo cierto es que me gustó mucho más. No es que esta no me haya gustado, pero tiene un ritmo más pausado y una protagonista a la que a veces dan ganas de darle un par de gritos. Y eso me pone nervioso. También durante todo el libro parece que al final va a pasar algo, y... no pasa nada.
A mí no me ha dicho nada, pero ya sabéis que yo soy muy simple.

6- La calle de las mentiras, de Miguel de Lys.
Miguel de Lys es un youtuber que suele hablar de historia, explicando hechos históricos con canciones que hablan de ellos. Como youtuber es entretenido. Como escritor... un poco menos. No es que el libro sea malo, pero sí que tiene un par de cosillas que a mí no me acaban de gustar. Es demasiado largo, y la primera mitad, o un poco más, se hace lenta. Luego se va animando y la última parte se lee con más interés. Y no sé si es que tiene demasiados personajes, o están poco explicados, pero me hacía un lío con los de arriba y nunca tenía claro quién era cada uno. Quizá un lector más atento que yo lo pueda disfrutar más. Y luego el humor... No sé, aún no he encontrado la novela humorística que me haga reír.
No es una mala novela, pero tampoco es buena. O, al menos, no es para mí.

7- La Historia Interminable, de Michael Ende.
Pues por circunstancias que no vienen al caso he releído este clásico de mi más tierna infancia, y además, en voz alta. Probablemente lo leí hace más de treinta años. Me ha gustado mucho, la verdad. Hay dos cosas que me han llamado la atención: los nombres de los personajes, en general muy bien traídos, y algo que no sé si es cosa del original o de la traducción: el exceso de adverbios -mente. Se supone que es señal de mala escritura, y el texto está plagado de ellos. Quitando ese pequeño detalle, me ha encantado la relectura.
Un clásico obligatorio.

8- Infinitas, de Haizea M. Zubieta.
Conozco a Haizea de twitter. O sea, no la conozco, la sigo en twitter e instagram desde hace tiempo y no sé ni cómo llegué a ella. Con este antecedente tengo que reconocer que, de todos los libros de tuiteros que he leído hasta la fecha, este es el mejor. Se trata de una novela juvenil, y aunque no está mal sí que tiene ciertas carencias, como los diálogos, que necesitan un repaso, pero aun así es una lectura entretenida, y a veces incluso engancha. No obstante también ha habido momentos en que he tenido que hacer un esfuerzo por continuar la lectura y no dejar el libro a medias. Hace también un gran esfuerzo por que haya representación de todo tipo de colores y orientaciones entre los personajes. Supongo que habrá gente a la que esto le parezca mal, y otros a los que les parezca bien. A mí sólo me ha llamado la atención, por lo inusual.
Quizá sea demasiado largo para ser lo que es.

9- Acepta el swing, de Corín Tellado.
La verdad es que de este no sé ni qué decir. Es lo que esperas que sea Corín Tellado. Que yo solo quería probar a ver si era otra cosa, pero no.

10- A navajazos, de de Andreu Martín.
Me compré este libro en la Semana Negra de Gijón. Ya había leído algo del autor (recuerdo especialmente Todos los detectives se llaman Flanagan), y se vendía por 3 euros, así que... a la saca. Y me alegro: se lee de un tirón, y en cuanto entras un poco en la historia cuesta mucho dejarlo. Así que muy bien.
Recomendado.

11- Ojos de agua, de Domingo Villar.
La segunda adquisición de la Semana Negra, después de asistir a la charla del autor (qué pena que fuese solo media hora). Es el primero de la serie (de momento, trilogía) del inspector Leo Caldas. Me ha gustado más que el segundo (La playa de los ahogados), y tiene la ventaja de que son apenas 200 páginas y se lee en un ratito. No me acaba de gustar el personaje de Rafael Estévez, y creo que lo intenta suavizar un poco en las siguientes novelas, aunque no demasiado. Al margen de esto, mola.
Echadle un ojo.

Tercera novela que leo de Dicker. No me ha gustado tanto como La verdad sobre el caso Harry Quebert, pero mucho más que El libro de los Baltimore. Coincide con estas dos en los saltos en el tiempo, contando historias paralelas con 15 años de diferencia. Me pone un poco de mal humor cuando decide no contarte las cosas "porque no", me parece una trampa muy burda, y en esta novela lo hace varias veces. No obstante, es muy entretenida, así que depende mucho de lo exigente que seas con el guión para que te guste o no.
Tan entretenida como tramposa.

Sacada casi al azar de la biblioteca, no sé si no es muy buena o es que estoy ya un poco saturado de crímenes, policías, investigaciones y otros etcéteras. El caso es que está bien, pero tampoco me ha vuelto loco, ni me ha dejado ganas de seguir leyendo a esta autora o esta serie (porque por lo visto, esta novela es la primera de muchas sobre los mismos personajes). Eso sí, se agradece que transcurra en la casi rural Kiruna, y no en Estocolmo.
Regulera.

Me ha costado muchísimo. Empezó siendo una lectura veraniega, pero la he terminado en octubre. ¿No os pasa que, a veces, empezáis a leer algo y decís "¡qué francés es esto!"? Pues es lo que pasa con esta novela: es muy, muy francesa. Y muy femenina también. Así que hasta el último cuarto, más o menos, carece de interés para mí, me ha costado cierto esfuerzo acabar con ella. 
Francesa y femenina: no podía gustarme.
 

Un regalo de cumpleaños al que, la verdad, me costó un poco entrar. Hasta casi el primer tercio he tenido que hacer un pequeño esfuerzo para ponerme a leer. Hay un tramo en el que ves venir de lejos algo muy gore que va a pasar, y me echaba un poco para atrás (al final no vino, afortunadamente). Los últimos capítulos ya cogen velocidad y cuesta apartar la mirada. En general me ha gustado bastante, aunque el personaje del asesino, con su bagaje y sus motivaciones, queda raro. Hay algo que falla en él, que no acaba de encajar en el resto de la novela.
Sí, hombre, sí. Hay que leerla.


Hacía un tiempo ya que tenía yo curiosidad por leer una novela de James Bond. Y quiso el destino, o la casualidad, que en el mercadillo cerca de mi trabajo reparase yo en un puesto que vendía libros viejos a un euro la unidad. Y al dirigir la mirada al montón de libros, ahí estaba el primero, así que tuve que rascarme el bolsillo y abonar el eurazo.Y esto que acabo de contar es lo mejor del libro.
A ver, no. No es tan terrible. Pero sí es, en definitiva, una novela de James Bond. Y se parece mucho a las películas de James Bond, y además está escrita en los años 50, lo cual le da un enfoque particular tanto a la tecnología punta como a las relaciones humanas (estamos hablando de Bond, James Bond. Me entendéis).

jueves, 2 de enero de 2020

Lo que he leído en 2019

Una novela (novelita, más bien) negra ligera y entretenida, que no pasa de ahí. Es de principios de los 80, y más allá de lo que cuenta, se nota en cómo lo cuenta. Hay algo ahí que hace ver la historia como un capítulo de Remington Steele o La ley de Los Ángeles, y esta característica quizá sea el mejor argumento a favor de la novela.
Absolutamente prescindible.

Saqué de la biblioteca este libro porque estaba entre los recomendados, sección novela negra. Y lo cierto es que no me ha gustado nada. Para empezar, no es novela negra, lo cual no es malo en sí mismo, pero ya me fastidia las expectativas. Trata básicamente de sentimientos, del paso tardío a la vida adulta de una joven. Me ha recordado mucho a Canadá, de Richard Ford, que me costó la vida leerlo y me gustó tirando a poco. Al final sí se anima un poco y pasan cosas, pero llegar a ese final se me ha hecho muy arduo. Voy a devolverlo a la biblioteca con un retraso de dos o tres semanas, de lo que me ha costado acabar con él.
No es para mí.

Libro que me recomendó alguien que, probablemente, no sabe que no me gustan los libros de cuentos. Y este es un libro de cuentos. Y, oye, algunos cuentos están muy bien, me gustó especialmente el segundo... pero es que no me gustan los libros de cuentos, es una manía que tengo. Así que lo he leído un poco obligado por mí mismo, y no lo he disfrutado demasiado.
Es un libro de cuentos.

4- Si esto es una mujer, de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
Me leí este libro porque me encontré a sus autores presentándolo en la Semana Negra de Gijón. Sin dejar de ser interesante, me ha resultado mucho más sencillo, tanto en la forma como en el fondo, que otros títulos de Lorenzo Silva. De Noemí Trujillo no digo nada, porque no había oído hablar de ella antes. El libro es entretenido, sin duda, y se lee en dos ratitos. No sé si es por tener dos autores, o por diferenciarse de las novelas protagonizadas por Bevilacqua, pero me ha resultado mucho más ligero.
Por decirlo de alguna manera, deja menos poso.

5- Masacre en Maine, de J. Van de Wetering
Otro botín de la Semana Negra de Gijón. Lo encontré en un puesto de libros de segunda mano, y me debió costar la friolera de 2 euros. Y, la verdad, está bastante bien. Es más thriller que novela negra, y la única pega que puedo poner es que el final me dejó un poco frío. Ocurren demasiadas cosas después de que se resuelvan los crímenes. 
Vivan los libros de segunda mano.

6- Murciélago, de Jo Nesbø
Sigo con la saga de Harry Hole, totalmente desordenada. Este es el primer libro y es, a mi juicio, el peor. Me he perdido un poco en la trama, y el protagonista aparece aquí como un personaje muy arquetípico. Supongo que al haberlo conocido más tarde y más elaborado aquí me resulta demasiado simple. 
Prescindible.

7- Fantasma, de Jo Nesbø
Última entrega, hasta el momento, de las desventuras del comisario Hole. Me ha enganchado desde el principio, me ha gustado todo lo que no me gustó el anterior, y me lo he leído en dos patadas. Lo único que me ha dejado un poco frío es el retruécano final, pero me ha reconciliado con Harry.
A tope con él.

8- La playa de los ahogados, de Domingo Villar
Pues he llegado hasta este libro a través de mi dealer habitual. No sabía nada del libro ni de su autor, y en general me ha gustado, aunque con matices. Algo tiene la narración que no ha conseguido atraparme del todo, y no sé si se debe a estar dividida en capítulos muy cortos, o a que cada capítulo comienza con una palabra, a modo de título, y su definición, como un diccionario. Estas breves líneas de definición me sacan de la historia, y me cansan, de manera que al final (¿y por qué no antes, Pablo?) dejo de leerlas. Al margen de esto, la investigación criminal está muy bien contada y las últimas páginas no podía dejar de leer. 
Está bien, hombre.

9- La hija de la española, de Karina Sainz Borgo
No puedo decir que me haya gustado. Es cierto que contiene un relato sobrecogedor sobre la realidad en Caracas, y que es una cosita muy corta que se lee en dos patadas, pero para mi poco elaborado gusto tiene demasiado sentimiento y muy poca acción. Es decir, pasan muy poquitas cosas, y cuando pasan, es muy interesante. Pero se pierde en un mar de recuerdos y reflexiones de la protagonista que a mí, la verdad, me aburren. 
Me lo podía haber ahorrado.

10- Terra Alta, de Javier Cercas
Pues este ha sido el Premio Planeta 2019. Me ha gustado mucho... casi todo. Dos historias más o menos paralelas en el tiempo, o una sola desordenada, el primer salto temporal me desorientó un poco, pero luego entré en el juego y me gustó. El fallo, para mi gusto, y esto creo que es algo personal, es ese personaje que aparece de la nada cuando está todo resuelto (o no) y ata los cabos sueltos. Una especie de epílogo que me rechina bastante.
Está bien, hombre. Leedlo.


11- Contrato con Dios, de Juan Gómez-Jurado
Me ha sorprendido bastante. A veces oigo, e incluso escucho, un programa de radio en el que interviene Gómez-Jurado. Y no me esperaba para nada esta mezcla entre Indiana Jones y James Bond que me he encontrado. El libro engancha, aventuras molonas en un ambiente que a mí no me atrae demasiado, y lo he gozado bien. Tiene alguna pega que no logro identificar (ya véis lo bien que se me da la crítica literaria), y que quizá tenga que ver más con mis prejuicios que por la obra en sí.
Si os va el tema de aventuras e intriga, aquí hay de eso a paladas.

12- Mejor la ausencia, de Edurne Portela
Ha querido la casualidad que quede para el final del año este libro, que es una auténtica maravilla. Tanto la temática como el tono de las primeras páginas me echaban para atrás, y sin embargo en seguida me ha hipnotizado, he entrado de lleno en ello y lo he devorado en un pispás. Una maravilla, no lo dejéis pasar.
Lo mejor de 2019, sin duda.

miércoles, 2 de enero de 2019

Lo que he leído en 2018



Primer libro del año y devorado en apenas unos días. Me produce sentimientos encontrados: por un lado, ciertamente lo he devorado, tragando sin masticar, en muy poco tiempo. Es muy fácil de leer. Por otro lado, no sé si se debe a la traducción, pero me da continuamente la sensación de que está mal escrito. Y no es que encuentre grandes errores ortográficos o gramaticales, es otra cosa que no sé explicar. Quizá en algún momento me ha parecido inadecuado el uso de la primera persona, pero no puedo explicar por qué, así que tampoco es una crítica muy válida.
En cualquier caso, merece la pena.


Otro que ha caído en muy poco tiempo. Es fantasía medieval, espada y brujería, falsa edad media, o como lo queráis llamar. Y tiene una especie de prólogo en la que casi abandono, de lo poco interesante que parecía. Menos mal que no lo hice: una vez que arranca la historia, no hay manera de parar. Lo malo (o bueno, según se mire) es que se trata del primer libro de... no sé, espero que se quede en trilogía. Quiero leer el final, y que yo sepa el tercero aún no se ha publicado.
Ahora mismo empiezo el segundo.


Segunda parte de lo que iba a ser trilogía Crónica del asesino de reyes. Continuación del anterior, es mucho más largo, y se lee igual de rápido. Para mi muy particular gusto, tiene un bajón hacia el principio del último tercio del libro, del que le cuesta un poco recuperarse, pero lo hace. Lo malo es que a día de hoy (escribo esto a principios de marzo) aún no se ha publicado la tercera parte, lo cual es malo, y ya se ha dejado caer que, muy probablemente, la saga dure más de tres libros, lo cual quizá sea peor.
Si habéis leído el anterior no podréis evitar este.


Sexto número de la saga protagonizada por Harry Hole. Viene a ser más de lo mismo, aunque dicho así suena un poco mal, y en realidad está bastante bien. Como ya he hablado antes de este personaje y sus novelas, no me queda mucho por añadir. 
De seis entragas he leído tres, tendré que buscar las que me faltan, que merece la pena.



Un libro de no ficción, cuenta la historia de un señor estadounidense que se compró un motel y lo preparó para poder espiar la intimidad de sus clientes. Una vez superada la estupefacción, ya está. No es que sea largo, pero se hace un poco aburrido. Eso sí, resulta curioso cómo se hacen los inocentes tanto el mirón como el periodista que lo cuenta.
No merece la pena.



Después del de Gay Talese, que es un poco ladrillo, esto me ha parecido una maravilla. Es el autor de Harry Hole, pero aquí se le ve más alegre, este libro es más thriller que novela negra. Se lee muy rápido, y no es que sea largo, así que en dos patadas lo has acabado. Quizá no me han gustado esos dos falsos finales que tiene para explicar ciertos pasajes poco claros, pese a que soy el tipo de lector que nos necesita. No habría entendido la mitad sin ellos.
Me ha gustado. Mucho.


Lo saqué de la biblioteca en una visita rápida, sólo porque recordaba haber leído otro título de la misma autora. Es, básicamente, una novela juvenil de aventuras, y para ser lo que es está muy bien. Lo malo es que es la segunda parte de una trilogía...
Toca leerse la primera parte.


Primera parte de la anterior, me ha gustado un poco menos; probablemente por haber leído antes la segunda parte, y por devorar más de lo mismo, una detrás de otra, en los primeros días de vacaciones.
No obstante, sigue siendo, cuando menos, una interesante novela juvenil.


Como soy un poco despistado, saqué este libro de la biblioteca pensando que era novela negra nórdica, escrita por una mujer. Casi acierto: la autora es mujer, sí, pero sudafricana. Y la historia transcurre en la Sudáfrica de principios de los cincuenta. La historia es interesante, pero quizá lo mejor sea la descripción de esa Sudáfrica de brutal racismo institucional, que creemos tan lejos y está, ay, tan cerca.
No sé si buscaré más del mismo protagonista.



A veces hay que leer a los clásicos. No puedo decir nada sobre este libro que no sepáis ya... salvo que no me ha gustado mucho. Puede que la distopía que presenta sea muy interesante y que permita hacer sesudos análisis filosóficos... pero yo soy más simple que eso, y no empatizo nada con Montag, que me parece un imbécil, y la historia en sí tampoco es que me atrape. 
Lo acabé porque es un clásico y es cortito.


Brutal. Probablemente, lo mejor del año, hasta el momento. Leedlo.



Segunda novela protagonizada por Emmanuel Cooper. Aunque la primera tampoco me había vuelto loco, buscando en la biblioteca con un poco de prisa encontré este y me lo llevé. Y, oye, me ha gustado más que el primero. Sigue describiendo la brutal Sudáfrica de los años cincuenta, comparte algunos personajes secundarios con la primera novela, y la historia es, yo creo, mejor.
No sé si hay una tercera parte, pero si la hay, tendré que leerla.


Pues en mi afán por leer novela negra nórdica he llegado a este libro, y la verdad, me lo podía haber ahorrado. Entre otras cosas, abusa de un recurso que me suele poner un poco nervioso: describir la acción sin decir quién es el personaje que la lleva a cabo. Es algo por lo que muy pocas veces paso sin ponerme un poco de mal humor, un recurso barato para mantener la intriga. Y aquí aparece en varias ocasiones.
Absolutamente prescindible.



Una  distopía muy Mad Max, casi demasiado. Es interesante, aunque tiene dos cosas que no me acaban de gustar: las entradas del blog del protagonista antes de cada capítulo, que no aportan más que paja, y las descripciones e historias vitales de algunos personajes, que aportan lo mismo. Además, ese final que no es un final... Pse. La historia, en definitiva, es un relato mediano, que se ha estirado demasiado para convertirlo en novela.
No está mal, pero no da para mucho.


Me habían hablado y había leído mucho acerca de Terry Pratchett y su Mundodisco, así que cuando ví este libro en la biblioteca no tuve más remedio que sacarlo. Además, si es el primero sobre Rincewind y el Mundodisco, mejor que mejor, ¿no? Pues no. Me ha costado la vida entera acabarlo. Y confluyen varios factores: cualquier entendido en Pratchett desaconseja empezar por este libro, no debe ser lo mejor de su obra, y además yo tengo un problemilla con la literatura humorística. Y es que no me hace gracia. Supongo que la obra de Pratchett tiene más capas y distintas lecturas, pero la parte de humor, desde luego no es para mí. Y si bien el primer tercio del libro se lee con gusto, los dos siguientes ya no. De hecho, acabar el tercero me ha costado un gran empeño y mes y medio de sanción en la biblioteca.
Exclusivamente para fans.

Y esto ha sido todo en 2018. Poco más de un librito al mes. A ver si 2019 se me da mejor.

martes, 2 de enero de 2018

Lo que he leído en 2017

Después de un par de años sin resumen de lecturas, aquí viene el de 2017:


Continuación o precuela de La verdad sobre el caso Harry Quebert, o mejor, ninguna de las dos. Ambas novelas comparten protagonista, pero nada más. En ninguna de ellas se hace referencia a los hechos narrados en la otra, lo que es extraño en tanto que las dos se estructuran con los mismos saltos temporales. Me ha gustado bastante menos esta especie de segunda parte. Desde el principio se nos habla de el Drama, algo que ocurrirá al final de la novela, a modo de cebo. Y no me gusta, me parece tramposo, un truco barato. Aparte de esto, que me sacaba de la historia desde el principio, el libro atrapa, igual que Harry Quebert. 
Quizá no me haya gustado tanto por ser menos novela negra y más drama vital de  los personajes.


Primera parte de una trilogía protagonizada por Publio Cornelio Escipión, al que por lo visto, en la segunda o tercera parte empezarán a llamar Africanus; en esta primera parte, este romano ni siquiera ha pisado África. Me ha recordado mucho, sobre todo al principio, a una novela de fantasía, espada y brujería o falsa edad media, como queráis llamar a ese género. Legionarios, trirremes, viajes a caballo, batallas a espada... todo eso. 
En general me ha gustado, aunque no sé si lo suficiente como para leerme los dos siguientes.


La novela de la tuitera @Barbijaputa. Lo he leído en papel, es un regalo que alguien le hizo a otra persona que amablemente me lo ha prestado (sin haber sido capaz de leerlo previamente). Y, pues... en fin... qué coñazo de libro, ¿no? Es una novelita de amor y desamor, salpicada con los episodios convenientes para poder incluir un poco de proselitismo feminista. Que eso no es malo en sí mismo, pero es que el resultado acaba siendo aburrido. No obstante, he sido capaz de leerlo hasta el final, o sea, que podría ser peor.
Me lo hubiera ahorrado y no perdía nada.


Voy a salir de casa y recuerdo que no tengo nada que leer, así que rebusco un poco y cojo lo primero (o lo segundo) que encuentro.Así es como he vuelto a leer este librito de El Barco de Vapor, en cuya primera página, con la letra de mi madre, pone
Pablo
Reyes 1989
Y el caso es que no recordaba nada de él, más allá de haberlo leído en su día. Así que me ha gustado leerlo de nuevo. No es ninguna maravilla, pero después del de Barbicoñazo dan ganas de darle el Nobel a su autor. No llega a las 200 páginas; se supone que es para mayores de 12 años, en Reyes del 89 yo tenía 13, pero creo que se puede leer con 10 tranquilamente.
Así que para un apaño está muy bien.

5- Morbo gótico, de  Ana Ballabriga  y David Zaplana.

No sé muy bien cómo llegó este libro a mi ordenador. Recordaba que una de mis hermanas lo había leído, y lo metí en el libro, un poco por a ver qué tal. Y al principio no me gustó nada, y pensé que había sido un error y que me iba a costar acabar con él. No sé muy bien  por qué; es cierto que tiene un detalle que me resulta molesto, eso de no poner guiones en los diálogos, pero había algo más que no puedo identificar. Esto me duró, aproximadamente, el primer tercio. Luego ya le cogí el gusto, me acostumbré a los diálogos sin guiones, y hasta el final. 
No obstante, no sé si leería una segunda parte.

6- El desorden que dejas, de Carlos Montero.

Segunda  novela negra del año. En general me ha gustado bastante, y aunque le cuesta arrancar, engancharme le ha llevado menos que a Morbo gótico. Más o menos empezando el final de la novela llega un punto en que, por un lado, no puedo dejar de leer, pero por otro lado la trama, o más bien algún personaje, me está decepcionando. Una cosa que no me gusta de este tipo de novelas es que, muy frecuentemente, algún personaje tiene superpoderes. Es decir, lo mismo te encuentras con una hacker (¿ha dicho ya la RAE que hay que escribir jáquer?), que un tipo que no puede sentir dolor, o una investigadora con memoria fotográfica, o que nunca olvida una cara, o un asesino con personalidad múltiple... Aquí hay un poquito de eso. Y no me ha gustado. Y tampoco me gusta la forma en que los personajes ocultan información: ese rollo de "te contaría esto ahora, pero si lo hago me quedo sin novela", que se gastan un par de personajes.
A pesar de todo ello, no podía parar de leer; tan mala no será.

7- Los crímenes del abecedario, de Esteban Navarro.

Segimos con novela negra. Escogí esta novela tras leer un comentario (solo un poco) negativo en twitter. Este comentario, creo recordar, criticaba únicamente la construcción de los personajes. Yo añadiré que, además de personajes demasiado arquetípicos, están dibujados malamente y la novela un poco mal escrita, especialmente al principio. A pesar de esto, la historia está más o menos bien construída, y el previsible final tiene buen ritmo y se deja leer con gusto.
Sin ser un castigo, tampoco merece mucho la pena.

8- Las legiones malditas, de Santiago Posteguillo.

Pues al final me he animado a leer la segunda novela de la trilogía, y me alegro un montón. Aquí todo es más que en la primera parte: más páginas, más batallas, más política, más traiciones, (mucha) más sangre, más elefantes... Si tengo que decir algo negativo, no me ha gustado el asunto del nombre de Netikerty, pero es muy poca cosa para las más de ochocientas páginas que tiene el libro. Así que me tendré que leer el tercero en algún momento.
Por Castor y Pólux, leedlo.

9- Donde los escorpiones, de Lorenzo Silva.

No sé cuántas novelas hay de Bevilacqua. Yo sólo he leído esta y El alquimista impaciente. La segunda, si no recuerdo mal, me gustó. Esta me ha encantado. La trama en sí misma no es nada del otro mundo; es probablemente la descripción del universo cerrado de la base militar lo mejor del libro. También, he de confesar, me gusta el lenguaje rebuscado que emplean tanto el narrador como el protagonista.
Que está muy bien, vaya.

10- La viuda, de Fiona Barton.

Empecé a leerlo y pensé "vaya, siempre me pasa lo mismo: al principio no me gusta, luego me engancha y al final me encanta". Pero no. Al principio me costó un poco, y tanto la viuda como la periodista me desagradaron, especialmente la viuda. Sí es cierto que luego me enganchó, y me gustó el inspector, pero el final no me gustó nada, me dejó frío del todo. Y ya está, no puedo decir mucho más.
Ni fu ni fa.

11- Perdida, de Gillian Flynn

Pues, como siempre, al principio no me gustó. Lo cierto es que tardé bastante en cogerle el punto. Los protagonistas me cayeron bastante mal, la historia en sí misma tampoco me hacía mucha gracia y había algo en la forma en que está escrito que me tiraba para atrás. De hecho, me costó más de lo habitual engancharme... pero cuando me enganché, fue a tope. No empaticé en ningún momento con los protagonistas, menudo par de cretinos, pero la trama, el ahora qué va a pasar, me agarró con fuerza. Una lástima, eso sí, el final es muy decepcionante.
El horror. Es la tercera parte de la trilogía de Escipión, y es, con diferencia, la más larga y más peor. Un sufrimiento. Por si esto fuera poco, tarda infinito en acabar. Escipión se muere, y la novela no. Todavía hay que atar cabos y cerrar tramas que, en realidad, (a mí) no (me) interesan ni un poquito. Es que no puedo decir nada bueno de este ladrillo.
No lo toquéis ni con un palo.

13- La sonrisa de Madrid (El olivar de Atocha I), de Salvador Maldonado.

Limpiando el trastero de casa de mis padres, en una caja con otro montón de libros, apareció este. M. Teresa. Reyes 1989, pone, en la primera página, la letra de mi madre. Recuerdo que ella me contó, al leerlo, que le gustaba porque la autora era amiga suya, y cosas que aparecen en la novela se las había contado en su momento. Así que cómo no iba a leerlo. 
En cuanto al libro en sí mismo, pues está bien. No es que me haya enganchado a tope, pero se lee fácil, es muchísimo más entretenido que La traición de Roma, lo cual se agradece, pero tampoco vuelve loco. Destacan, a mi juicio, los diálogos, ágiles y carcas (la acción transcurre en el cambio de siglo, del XIX al XX). Algo había en ellos que me llevaba a Fortunata y Jacinta.
De momento, interesante. Habrá que leer los dos siguientes.

14- Manual para señoras de la limpieza, de Lucia Berlin.

Pues bueno. Este libro tiene un problema: es una colección de cuentos. Y no me gustan los libros de cuentos. Así que empezamos mal. Por lo visto son en buena parte autobiográficos, y Lucia tuvo una vida ajetreada, de aquí para allá en el continente americano, parando de vez en cuando a bajarse una botella de Jim Beam. Así que los cuentos se desarrollan en Chile, México o Estados Unidos, y el alcohol está siempre presente ahí. 
Me lo podría haber ahorrado.

15- Todo esto te daré, de Dolores Redondo.

Estupendo, la verdad. Después de tres libros que, en el mejor de los casos, ni fu ni fa, es maravilloso que uno te atrape. Tiene un pequeño inconveniente, para mi gusto, que ya tenían los de la trilogía de Baztán, aunque me da la impresión de que en este se da mucho menos: las largas parrafadas describiendo los sentimientos de los personajes, que a veces a mí se me hacen incomprensibles. Debo ser un poco insensible, qué le voy a hacer. Aparte de eso, y de que quizá hay demasiados muertos, me ha gustado mucho.
Muy recomendable.

16- El fabricante de lluvia, de William Camus.

Llevaba todo el curso buscando este libro para dárselo a leer a mi hijo mayor. Al final lo encontré y me lo leí yo, claro. Tenía un estupendo recuerdo de él. Me gustó muchísimo, hace treinta años. Es el primero de una serie de cuatro o cinco, pero está muy por encima de los demás. Releído con más de cuarenta años no es tan impactante, claro, pero tampoco está mal.
Leedlo, cuanto antes mejor. Y que lo lean vuestros hijos.

17- La brigada de Anne Capestan, de Sophie Henaff.

Pues bien. Una novela negra, o más bien gris oscuro, con sus toques de humor francés (que se caracteriza por no hacer mucha gracia), pero entretenida y que se lee rápido y bien. No puedo decir mucho más de ella, la verdad. Parece ser que se publicará una segunda parte y sí, me gustaría leerla. 

18- Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James.

Bueno, pues me da un poquito de vergüenza, pero sí, me he leído esto. Y, la verdad, como pornografía está más o menos bien, pero nada más. Tiene algunos párrafos rarunos y expresiones extrañas, que no sé si es que están mal escritos o mal traducidos, y la trama es de telefilme para la siesta del fin de semana. Es un poco como ver tetas y culos en Antena 3 un sábado a las cinco de la tarde.
Nos queda "uau", "nena", "exquisito", y "poner los ojos en blanco".

19- La estrella del diablo, de Jo Nesbo.

Después de las sombras, y de dos libros que he intentado leer pero he abandonado, me ha parecido una maravilla. Es el quinto volumen de las aventuras de Harry Hole, serie de la que me he saltado los volúmenes uno y dos, pero no es necesario haberlos leído. Novela negra, con su misterio misterioso y su malo malísimo. Lo único que no me gusta es esa parte en la que el malo explica lo que ha hecho y por qué; está bien traído, pero es un recurso agotado, creo yo. 
Merece la pena.

Pues esto ha sido todo. No está mal, 19 libros, aunque hay dos que son novelitas infantiles que se leen en un ratito. A pesar de eso, creo que este año he leído bastante (para lo que suelo leer yo). El año que viene, más.

jueves, 27 de julio de 2017

Viajar en tren

Coincidíamos todos los días, o casi, en el tren. En el de las 7:21 o en el de las 7:33, al menos tres veces por semana íbamos juntos. Como los dos llevábamos bicicleta coincidíamos en la misma puerta del mismo vagón. Al segundo o tercer día empezamos a saludarnos: "hola", "hola". Todos los días. Supongo que los dos teníamos ganas de entablar conversación con el otro; al menos, yo sí quería hablar con él, pero nunca he sido capaz de iniciar una conversación con un desconocido. En el tren de vuelta nunca, o casi nunca, coincidíamos. Solo algunas veces, cuando yo iba tarde y cogía el tren de las 14:46.
Un día, sin embargo, se subió en el tren de las 14:26, y encima no lo hizo en nuestra parada, sino en la siguiente. Eso dio pie a un "¿qué haces tú aquí?", o algo así le dije. Y hasta ahora.

****

Odio profundamente a la gente que va en tren. A casi todos:
- Los que están fumando en el andén y suben al tren soplando una enooooorme bocanada de humo.
- Los que no se apartan para dejar salir antes de entrar.
- Los que entran y se quedan parados en el medio, estorbando a más no poder.
- Los que ocupan los lugares o asientos reservados para sillas de ruedas, minusválidos, carritos de bebé, bicicletas.
- Los que hablan a gritos por el móvil.
- Los que entran a toda prisa en el tren, y lo recorren buscando un asiento libre, y cuando lo encuentran se lanzan a él como cuervos a los ojos de una cabra muerta.
- Los que tienen que salir del tren por la puerta más cercana a la salida de la estación, como si les fuera a estallar la cabeza por recorrer esos cinco metros de  diferencia por el andén y no por el interior del vagón.

****

Se han encontrado esta mañana en el vagón. Uno venía desde Gijón, el otro se ha subido en Serín. Se saludan, y comentan algún tipo de evento musical al que uno acudió y el otro no. Le muestra un par de grabaciones en el móvil, al amigo y de paso a todos los demás viajeros. Comentan cosas sobre sus trabajos, sus horarios. Y de pronto mencionan el suceso que ha conmocionado a Gijón este verano, y resulta que conocen a uno de los autores. No presto mucha atención a lo que dicen. Me parece que, de alguna  manera, intentan disculparlo: la mitad de lo que dice la prensa es mentira, y además el chaval lo ha pasado muy mal en la vida.
Al llegar a Lugo de Llanera, el tren siempre se detiene para dejar pasar al Alvia. Cuatro o cinco minutos, nada más. Ellos aprovechan para abrir la puerta del vagón y compartir un cigarrillo. Uno, el más bajo, más fornido, rapado, con camiseta y pantalón de chándal, no sale del vagón, pero saca el brazo como intentando alejar el cigarrillo de la puerta. El otro, más alto y delgado, con camisa y una cadena sujetando su cartera, sale del vagón y se aleja uno o dos metros. Acaban el cigarro y vuelven a sentarse.
¿Qué tendrán, 20, 25 años?

miércoles, 22 de febrero de 2017

Han pasado quince años

Yo en aquella época trabajaba  en la calle Fernández de los Ríos. A veces, mi novia venía y comíamos un menú del día por la zona. No siempre, pero casi, íbamos al mismo sitio. Puedo recordar perfectamente la esquina en que estábamos comiendo aquel día.
Mi madre llevaba casi una semana hospitalizada. Era viernes, y el lunes había sufrido un infarto. Después del susto inicial, todo iba bien; aquel día le iban a hacer un cateterismo. En aquella comida yo le decía a mi novia que, cuando mi madre saliera del hospital, tendría que venir a comer a casa un día para presentarla.Ya llevábamos saliendo más de un año.

Estábamos con los postres cuando llamó mi hermano Ricardo:
- Me han llamado del hospital. Mamá está mala. Ve corriendo.

Dejé allí a mi novia y fui corriendo al metro. Tiempo después (no recuerdo si días, semanas o meses) me confesó que ella supo lo que había pasado en cuanto oyó la llamada. Yo no.

***

¿Habéis ido en metro al Hospital Universitario La Paz? Una salida del metro Begoña da al hospital, pero en realidad esa estación de metro está al otro lado de ese tramo de autopista que es, a la vez, el inicio de la carretera de Colmenar y la M-30. Cinco carriles por sentido, si no recuerdo mal. Y todo eso lo tienes que cruzar bajo tierra, por los túneles del metro. Da tiempo a pensar mucho mientras cruzas esos túneles...
Fue al salir del vagón cuando lo pensé por primera vez. ¿Y si se ha muerto? Y durante todo el tiempo que tardé en salir de los túneles tuve un diálogo interior circular: "no, es imposible, es muy joven", "sí, pero, ¿y si se ha muerto?"

***

No sé muy bien cómo llegué, pero sí recuerdo cómo era aquel pasillo: oscuro, no muy ancho, para ser un hospital, vacío, salvo dos personas a medio camino... y se oía perfectamente a una mujer que lloraba a voces. Y pensé, pobre mujer, lo que le haya pasado no se lo deseo a nadie. Me acerqué a preguntar a esas dos personas que había en medio del pasillo. Una de ellas se marchó discretamente. La otra resultó ser el médico que le había practicado el cateterismo a mi madre.

El médico ( algo más bajo que yo, pelo castaño claro, con gafas redondas) empezó a hablar, y no recuerdo ni una palabra de lo que dijo. No me enteré. Me estaba explicando cómo había muerto mi madre. Yo de eso me enteré después, cuando uno de mis hermanos se lo explicaba a otra persona, porque en cuanto el médico empezó a hablar, me di cuenta de lo que me estaba explicando y me dediqué a intentar contener las lágrimas y asimilar lo que me estaba diciendo. Cuando acabó de hablar, le pregunté si había alguna posibilidad de que nos hubiéramos confundido y me estuviera hablando de otra persona. No sé, a veces se oyen historias de médicos que se equivocan y cortan la pierna buena, y cosas así. Quizá se había muerto la madre de otro... pero no. Me preguntó el nombre de mi madre, se lo dije, y negó con la cabeza. Entonces ya no pude contener las lágrimas, y llorando le pregunté dónde estaba mi familia. Abrió una puerta, y allí estaban mi padre, mis hermanos y mi hermana mayor, que resultó ser la mujer que lloraba a voces.

***

Ya han pasado quince años.

lunes, 27 de junio de 2016

Mierda

Qué mierda las elecciones de ayer, de verdad. Qué mierda.
Que yo entiendo que cada uno vote lo que quiera, que no lo discuto. Que entiendo que cada uno tenga su ideología, y su forma de pensar, y lo que queráis.
Pero es que el PP no es un partido político, es una organización criminal. Que sabemos que a lo que se dedican es a forrarse, y luego ya si eso gobernar.
Que habéis votado a una panda de ladrones, coño.

Que nos reíamos de Italia por Berlusconi.

lunes, 5 de enero de 2015

Lo que he leído en 2014

En vista del éxito del año pasado, repito:

1- Bajo el hielo, de Bernard Minier.

Una recomendación de mi dealer habitual. Y me ha gustado mucho. Es una novela negra francesa, muy francesa: no sé muy bien qué tiene, pero en momentos me recordaba al Maigret de Simenon. Muy bien construida, según avanza la historia va enganchando, y el último tercio prácticamente no puedes parar de leer.
Muy recomendable.

2- Canadá, deRichard Ford.

Alguien me enseñó el libro diciéndome: "tiene la mejor frase inicial de una novela que he leído en mi vida". En esa frase inicial dice algo así como "primero contaré lo del atraco, y luego todo lo demás". Mentira podrida: tarda más de cien páginas en contar el atraco de las narices, una cuarta parte del libro. Y cuenta las cosas como si no estuviera contando nada, como si fuera una permanente descripción de cómo eran las cosas en aquel tiempo. Es cierto que en algunos momentos se pone interesante y pasan cosas, pero la mayor parte de la novela es un ladrillo repleto de sentimientos y sensaciones que tiene un chaval de quince años que aburre a las ovejas. O al menos a mí. A punto estuve de dejarlo en la página 50. Y en la 90. y en la 180. y en la 215. Y luego ya seguí porque ya que me había leído más de la mitad...
No debería haberlo leído.

3- La princesa prometida, de William Goldman.

Otro libro que he leído en voz alta. Gran error. Es un cuento de aventuras, sí, pero tiene una primera parte en la que el autor habla de sí mismo y sus circunstancias, y hace comentarios acerca de su mujer y la relación que mantiene con ella, y sobre una chica que nada en la piscina, que no me sentí cómodo leyendo en voz alta a un niño de siete años. Pasada esta primera parte, entramos en el cuento de aventuras propiamente dicho, que es terriblemente machista: el único personaje principal femenino tiene la única virtud de ser la mujer más guapa del mundo (literalmente). Aparte de eso es un poco inaguantable. Por otro lado, la narración del cuento está interrumpida a ratos por vivencias del autor que, como la primera parte, no son exactamente cuentos infantiles. Ojo, que el libro está muy bien, pero para lectores mayores de catorce o quince años. 
Además, la versión que me descargué (y esto es lo malo de no comprar las cosas) venía con una especie de segunda parte que ni es para niños ni tiene mucho sentido ni añade nada que mejore la novela original. Creo, porque igual resulta que la novela original es así desde el principio y yo no recordaba para nada esa última parte de cuando lo leí hace veinte años. 
Leedlo si sois adultos.

4- Marvel Comics (la historia jamás contada), de Sean Howe.

Un minucioso repaso a la historia de Marvel. Me ha gustado, es ameno y se lee en seguida, pero supongo que si no eres un poco marvelmaníaco no tiene mucho interés. Tampoco puedo decir mucho más.
Para frikis y fanboys.

5- El guardián invisible, de Dolores Redondo.

Una novela negra que me ha gustado mucho. Casi muchísimo. Me ha sobrado [ESPOILER] un poco el elemento fantástico, entre otras cosas porque creo que aparece tarde. Si es una novela fantástica, vale, pero la primera mitad es absolutamente pegada a la realidad, y de repente lo mitológico no es mitológico... No sé, no me gusta. [/ESPOILER] Por lo demás, muy bien. 
Estoy deseando empezar la segunda.
.
6- Y por fin, el silencio, de Alicia G. García.

Otra novela negra. Lo peor de todo ha sido leerla justo después de la anterior, porque coinciden varias cosas: ambas protagonistas son mujeres, policías, y arrastran historias familiares. Así que ha habido momentos en que me despistaba en la lectura y mezclaba cosas con el guardián invisible. Y no sé si ha sido por esto, o por conocer a la autora personalmente, o porque el libro es así, pero me ha dado la impresión de que hay unos cuantos momentos en que la narración es un poco confusa. 
Entretenido, nada más.

7- Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins.

Bueno, pues la novela que dio pie a la famosa película. Con esos antecedentes la verdad es que no me esperaba nada del otro mundo, y sin embargo me ha gustado bastante. Tiene un par de cosas que chirrían un poco, como esos pájaros espía en un mundo donde la tecnología hace aparecer y desaparecer aerodeslizadores en el cielo, pero por lo demás está bien. 
Tampoco es que me haya dejado loco de ganas de leer el siguiente.

8- Petirrojo, de Jo Nesbø.

Pues otra novela negra, se ve que me estoy aficionando al género. Esta vez es noruega, y además de su cadáver, sus policías y sus misterios, la historia tiene un poco de la Segunda Guerra Mundial y sus nazis, sus resistencias y sus traiciones. 
O sea, que muy bien.

9- El Círculo, de Bernard Minier.

Segunda parte o continuación de Bajo el hielo, al principio se me ha hecho un poco difícil. Pensé que tanta novela negra se me estaría atragantando, pero luego no: entras en la historia y quieres más, y más, y seguir leyendo. A pesar de eso, esta segunda parte me ha gustado un poco menos que la anterior, y me habría gustado más protagonismo de Samira y Espérandieu, que aquí participan mucho menos que en la primera parte. 
Casi tan recomendable como la primera parte.

10- (Cosas que le pasan a...) Una madre sin superpoderes, de Ana Ribera García-Rubio.

Es el libro que ha escrito @molinos1282, la del blog Cosas que (me) pasan, y claro, es como el blog. Después de la decepción que me llevé el año pasado con el libro de Ana Milán me esperaba algo parecido, pero no: es bastante mejor. Lo que pasa es que el texto está sacado en su mayoría del blog, corregido y aumentado, y lo que ha quedado... pues es como leerse el blog. Que es un blog muy bueno, cierto, pero es que no es lo mismo un blog que un libro. Y aunque me lo he leído más o menos rápido y con gusto, no es como los libros buenos buenos, que son los que no quieres cerrar nunca y no ves la hora de abrirlos de nuevo. Con este no pasa. 
Está bien, pero mejor te lees el blog.

11- Pasado perfecto, de Leonardo Padura.

Probablemente sea el libro que menos me haya gustado este año. También es novela negra, y transcurre en Cuba alrededor de 1990. Y supongo que el ser una novela cubana es uno de los inconvenientes: yo iba leyendo tranquilamente en modo "normal", y de repente una expresión o algo me hacía cambiar a modo "cubano". Y leer impostando el acento es muy incómodo. Aparte de eso, la historia tampoco es que me atrapara demasiado.
Prescindible.

11 bis - El beso de la sirena negra, de Jesús Ferrero.

No lo cuento del todo porque no me lo he acabado. No me gusta dejar libros a medias, pero menos me gustaba leer esto. Así que lo he dejado.
Una puta mierda.

12 - 20 polvos, de Rafael Fernández.

De este libro ya hablé aquí.

13 - Los desorientados, de Amin Maalouf.

Me ha pasado una cosa muy rara con este libro. Por un lado, mientras lo leía estaba interesado en él. De hecho, es la primera vez que me dan ganas de subrayar un libro. Un par de veces, además. Pero en cuanto cerraba el libro, nada. No tenía ningún interés por seguir leyendo. Así que me ha costado un poco terminar con él. Por otro lado, el final no me ha gustado nada.
No es para mí.


14 - El gato, de Georges Simenon.

Saqué este libro de la biblioteca (mi lector electrónico ha muerto) pensando que sería otra novela de (¿el inspector, comisario, detective?) Maigret. Me equivoqué. Nada que ver. Lo cierto es que la primera parte es interesantísima, pero poco a poco va decayendo y al final es... Pues no sé. Poco interesante. 
Meh.

Y bueno... esto es un poco embarazoso. Resulta que recuerdo haber leído Némesis, de Jo Nesbø, pero no lo apunté en su momento... así que ahora no puedo decir nada al respecto. Pero en total han sido quince libros leídos este año, tres más que el anterior, si no recuerdo mal.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Sueños

Para empezar, quiero advertir a quien aún no lo sepa que no creo que los sueños tengan un mensaje, un significado o una predicción. No significan nada, aunque sí están relacionados con los recuerdos almacenados. 

Eso es lo que opino al respecto.

No obstante, últimamente me ocurre algo con los sueños que me llama la atención: sueño mucho con mi padre.

***

Mi madre murió en 2002. Poco después de su muerte, soñé que estábamos en casa, ella y mi padre y mis hermanos y yo. En la casa en la que viví desde que nací hasta los 18 años. O 19. Una situación completamente normal, salvo que yo sabía que algo estaba mal; pero no decía nada a nadie, no fueran a darse cuenta los demás y le pusieran remedio. Es todo lo que recuerdo de aquel sueño.

Mi padre murió en 2012. Poco después de su muerte, soñé que estábamos en casa, él y mis hermanos y yo. En la casa del pueblo, en la que nunca hemos vivido pero siempre hemos pasado las vacaciones, la casa en la que nos juntamos todos desde que ya no vivimos todos juntos. Una situación completamente normal, salvo que yo sabía que algo estaba mal; pero no decía nada a nadie, no fueran a darse cuenta los demás y le pusieran remedio. Es lo que recuerdo de aquel sueño.

No recuerdo haber vuelto a soñar con mi madre. Y si lo he hecho, no me ha llamado la atención. Sin embargo, con mi padre sí. Diría que casi siempre que recuerdo lo que he soñado él ha estado por ahí, y casi siempre mezclando dos situaciones distintas: por un lado yo me escondo de él para hacer lo que sea, como cuando era un adolescente, y por otro lado él aparece perdiendo la memoria, como le pasó los últimos años.

Y no sé. No es que sea relevante pero me apetecía contarlo.

martes, 10 de julio de 2012

Basado en hechos reales (II)

Yo compartía con mi novia un mini de calimocho en un bar de Malasaña. Era la primera vez que íbamos a ese bar, y nunca volvimos, pero aun así recuerdo el nombre: el Aenima. Fue hace tanto tiempo que no solo se podía fumar en los bares, además nosotros lo hacíamos regularmente. Y tan regularmente fumábamos que nos quedamos sin tabaco, con la mala suerte de que en el Aenima no vendían.
Así que fui de bar en bar buscando tabaco, mientras ella me esperaba con el calimocho. Tras tres o cuatro intentos fallidos, llegué a un local en cuya puerta había un señor, que al intentar entrar me dijo algo de una fiesta. Yo le informé de que no quería más que comprar tabaco, y él me abrió la puerta mientras me intentaba decir algo con la mirada, que yo no entendí.
Y al abrir la puerta, aún sin entrar en el local, choqué con la mirada de un hombre algo mayor que yo, rapado, con gafas de montura metálica, entre delgado y fibroso, que, mientras me desnudaba con los ojos, le daba vueltas a su pene: estaba desnudo. ¡Claro! El señor de la puerta me había dicho que había una fiesta sin calzoncillos. Miré a mi alrededor, y descubrí, al lado del ropero en el que otros dos hombres se desnudaban, la máquina de tabaco.

viernes, 3 de junio de 2011

Estampas gijonesas / Semeyes de Xixón (25)

Otra de fotacas para que el blog se mantenga en coma, y no muera. Nada especialmente interesante, qué le vamos a hacer.

Colegio. Esta foto ya es antigua: en el prado que se ve a la izquierda ahora están construyendo (casi han acabado) una de estas guarderías modernas que llaman escuelas de educación infantil. Qué ganas de complicarlo todo.



Parque.


Autorretrato.

Y nada más, por el momento. Quizá dentro de unos meses cuente algo interesante.

jueves, 4 de febrero de 2010

Canciones que me hacen llorar.

Mucho tiempo sin postear. No es que el blog vaya a resucitar, sólo me apetece compartir mi tristeza con vosotros. Así que aquí os pongo tres canciones que me han hecho llorar, por si consiguen el mismo efecto en alguno de vosotros.

En el número tres: Promises, de Cranberries.


En el número dos: M, de los Piratas.


Y en el número uno, la que más y mejor me ha hecho llorar: State Of Love And Trust, de Pearl Jam. La versión acústica, por supuesto.


Kalimero, te puedes tomar esto como un meme, si te place.

sábado, 6 de septiembre de 2008

he vuelto a volver

Sí, vale, tenéis razón, desde el lunes 18 de agosto hasta ahora parece que me he ido de vacaciones otra vez, y no, en realidad he estado aquí, perreando como un campeón. Así que voy a reentrar, con algo poco elaborado y sin mucha chicha.
Para empezar, el video ese que puse el 18 de agosto. ¿A qué viene? Pues es simplemente que Vetusta Morla es un grupillo de Tres Cantos, al que conozco muy de lejos. Hace años (puede que ocho o diez) estuve en un concierto suyo. El caso es que vagando sin sentido por el bloguerío me encontré con un blog, lamento no poder enlazarlo, que hablaba de música, y contaban que Vetusta Morla estaba consiguiendo algo parecido a cierto éxito gracias a la rumorología: han optado por la autoedición, pasan de discográficas o las discográficas pasan de ellos, pero han llegado a tocar en sitios como la Joy Eslava o así, con capacidad para más de mil personas. O eso decía aquel blog.
Anécdota: Aquella vez, en aquel concierto, le dije a un amigo que el cantante se llamaba Pucho (lo cual era, y supongo que seguirá siendo, rigurosamente cierto). Al acabar el concierto, este amigo mío se acercó a felicitar a Pucho, como si fueran colegas de toda la vida. Y desde entonces, cada vez que se lo encontraba por Tres Cantos, por donde salíamos con frecuencia en esa época, se acercaba a saludarle, y Pucho le miraba con cara de ¿pero te conozco de algo? Y se deshacía de él como buenamente podía.

Cambio de tema.

Este verano he descubierto una tradición que estaba ahí, pero no había reparado en ella hasta ahora. Y simplemente consiste en que en las fiestas de mi pueblo, por la noche, bebo JB con naranja. Sólo lo hago ese fin de semana al año. Y lo hago todos los años, salvo que me quede en casa.
¿Por qué lo hago? Supongo que por imitación inconsciente a mi hermano. Hace unos años, en esas fiestas, él bebía JB con naranja. Le pregunté por qué, dado que él solía beber el JB con cola, y me dijo que es más veraniego. Y a mí me pareció de lo más natural, a la par que evidente: el JB con naranja es más veraniego que con cola. De cajón. El caso es que este año, con mi hermana, tuve la misma conversación, sólo que ella me preguntaba a mí. Y en vez de aceptar la verdad absoluta de el veranieguismo del JB naranja, se ha convertido en la coña del verano. Cachis.

Bueno, basta por ahora. Voy a subiros unas fotos que lo estaréis deseando.

domingo, 27 de julio de 2008

Estampas gijonesas / Semeyes de Xixón (20)

Una vez más, y sin orden ni concierto, vuestra ración de fotos preferidas:


Autorretrato. Es de cuando las hacía al azar, disparando con la cámara sin mirar. Y no sé porqué, pero me gusta esta foto.


Nuevo Gijón. Avenida de la Constitución.



Plaza de Europa.
Es raro: es un parque demasiado grande como para no tener nombre, ¿no?